El Ministerio de Salud Pública salió ayer a vacunar en la plaza céntrica contra la hepatitis B, en el marco del Día Mundial de la Hepatitis que se conmemora este domingo.
Se estima que en Argentina hay entre 332.000 y 400.000 personas infectadas por hepatitis C y B. En cuanto al tipo C, solo el 35% de las personas infectadas han sido diagnosticadas.
“La hepatitis es una inflamación del hígado que ocurre cuando este órgano se lesiona o se infecta, pudiendo dañarlo y afectar su buen funcionamiento. Esa inflamación puede ser causada por una variedad de toxinas, enfermedades autoinmunes o patógenos como virus, bacterias o parásitos. La hepatitis puede ser aguda (a corto plazo) o crónica (a largo plazo)”, explicó la médica Valeria El Haj.
Los tipos de hepatitis responden a distintas causas: la hepatitis viral es el tipo más común, causado por uno de los virus de las hepatitis A, B, C, D y E; siendo A, B y C los más habituales. La hepatitis alcohólica es consecuencia del consumo excesivo de alcohol. La hepatitis tóxica es causada por ciertos venenos, productos químicos, medicamentos o suplementos y, por último, la hepatitis autoinmune, que es un tipo crónico en el que su sistema inmunitario ataca el hígado.
Contagio y prevención
La hepatitis A y E se transmiten a través del contacto con alimentos o agua contaminados con las heces de una persona infectada.
En el caso de las hepatitis B, C y D se transmiten a través del contacto con sangre u otros fluidos corporales que pueden darse por compartir agujas o mantener relaciones sexuales sin protección.
Según precisó la especialista “en el caso de una infección aguda, los síntomas pueden aparecer entre dos semanas y seis meses después de la infección. En una infección crónica, es posible que los síntomas no se manifiesten hasta años después”.
La vacunación es la manera más segura y efectiva de reducir el riesgo de infección, ya que con tres aplicaciones, se logra una protección del 90%.
“En Argentina, se indica inmunizar con la vacuna para VHB a los recién nacidos dentro de las primeras 12 horas de vida, y luego administrar dosis adicionales a los 2, 4 y 6 meses según el Calendario Nacional de Vacunación. En el caso de adolescentes y adultos que no fueron vacunados previamente, se sugiere un esquema de tres dosis: una inicial, otra al mes y la última a los seis meses.