Triste y difícil panorama les toca vivir a quienes no cuentan con un techo propio. Peor aún a quienes no les alcanza lo que ganan para cubrir siquiera el alquiler de una mínima unidad habitacional en la cual encontrar refugio para una persona sola o una familia.
El panorama inmobiliario para los inquilinos atraviesa un complejo y angustiante contexto en el que el Estado nacional se ha desentendido y librado a los no propietarios a su suerte. Calle o techo sería la única variable que vienen encontrando, a partir de los ajustes de precios que no condicen con las paritarias de quienes se encuentran en la formalidad de un trabajo con un ingreso fijo.
El Gobierno del presidente Javier Milei ha decidido que no habrá financiamiento para viviendas sociales, sin el cual, el ritmo de cobertura ante la demanda en Misiones, no alcanzará para mucho. La provincia se caracteriza por tener la población más joven del país que, ante la situación difícil de llegar a alquilar, retrasa su independencia de la vivienda familiar; posterga la planificación de la familia o los lleva a vivir en malas condiciones.
Con alquileres (tal vez mayor cantidad de propiedades en oferta) muy onerosos, con condiciones de contratos muy difíciles de pactar y sin promoción e incentivo para la compra del techo propio, los inquilinos deben hacer malabarismos para definir dónde vivirán.
Afortunadamente, hay propietarios que ante los planteos de sus inquilinos, acceden a renovar los contratos con mayor flexibilidad. Sin embargo, los que no, dejan a las personas libradas a su suerte. O en la calle.