Los distintos sectores de la oposición, fragmentados y sin líderes indiscutibles, empiezan a conversar sobre cuál será la estrategia más eficaz para enfrentar al gobierno de Javier Milei. Al interior del peronismo conviven posturas encontradas: algunos proponen un “reseteo” que deje atrás la polarización entre kirchneristas y antikirchneristas para poder generar un frente amplio, mientras otros consideran que sería un error “amontonarse” sin un programa de gobierno compartido.
El sustento detrás de una gran coalición contra Milei sería el de recrear un “cordón sanitario”, que se ensayó en la campaña y tuvo cierta efectividad pese a que no logró imponerse en las urnas. Lo avala el caso reciente de Francia, donde un acuerdo entre espacios políticos disímiles logró frenar una victoria de la ultraderecha encarnada en Marine Le Pen en las elecciones legislativas.
La diferencia fundamental, que Milei haya llegado al gobierno, hace que algunos planteen que ya no tiene sentido pensar en un frente “catch-all” opositor.
La coincidencia entre los distintos sectores de la oposición es que la victoria de Milei obliga a reorganizar las posiciones en el tablero político. Muchos repiten que el clivaje ahora gira en torno al Presidente y ya no en la relación entre kirchneristas y opositores.
“Hoy es una etapa de reencuentros, donde hay mucha disponibilidad a acercarnos a sectores con los que antes era impensado. Pero eso no quiere decir que podamos armar una propuesta conjunta, falta mucho tiempo para lograrlo”, opinó un dirigente del PJ nacional en diálogo con elDiarioAR.
El primero que se animó a dar un mensaje de voluntad de apertura fue Axel Kicillof. Lo hizo con imágenes que generaron ruido en la interna, al visitar a dos gobernadores opositores al kirchnerismo: el radical Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y el macrista Ignacio Torres (Chubut). Además de lo gestual, el gobernador bonaerense en el último tiempo cierra todos sus discursos con la idea de que hay que reinventar una “alternativa” a Milei junto a “todas las fuerzas democráticas”.
El ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia, Andrés “Cuervo” Larroque, un hombre que trabaja en la estrategia política de Kicillof, lo dijo sin eufemismos hace dos semanas en una entrevista en Radio Con Vos: “Hay que sentarse con todo aquel que manifieste un matiz con la política de este gobierno”.
Consultado sobre la posibilidad de armar un frente común con sectores del radicalismo, la Coalición Cívica y el espacio de Horacio Rodríguez Larreta, respondió:
“Todos aquellos sectores que se sienten agredidos por este modelo -en realidad, por este bosquejo de política que significa el gobierno de Milei- nos tenemos que reunir para ponerle fin a esta locura y empezar una etapa distinta”.
La mesa chica de Sergio Massa no comparte esa posición. En el Frente Renovador consideran que “cuando la sociedad ve un amontonamiento de políticos que piensan distinto, lo rechaza”. El excandidato presidencial quiere darle fuerza a su partido y participar de la construcción de una alternativa que sea “nítida” en sus planteos, que construya un nuevo paradigma y se muestre “moderna” en su forma de contarlo.
Massa, que preserva su alianza con Máximo Kirchner, repite que primero hay que “dialogar con la sociedad” sobre los problemas de su vida cotidiana, sin precipitarse a generar acuerdos entre dirigentes.
Tampoco Guillermo Moreno, guardián de la doctrina peronista, demuestra una disponibilidad para construir un frente amplio. Pese a que en 2023 no superó las elecciones primarias, el exsecretario de Comercio fue recientemente legitimado como un actor relevante en la interna por ser el organizador de una cumbre económica a la que todos los distintos sectores del peronismo mandaron representantes.
Climas de época
Los movimientos políticos empezaron a sentirse antes del balotaje, donde Massa recibió adhesiones impensadas en los meses previos. La idea clave que posibilitó esas alianzas fue la de “preservar la democracia”.
Funcionó como un escudo y una diagonal entre sectores con planteos muy disímiles. Aunque no le alcanzó para ganar, en el peronismo hay quienes insisten en que el gobierno de Milei profundizó los desplazamientos.
La transversalidad tuvo, en los últimos meses, ejemplos concretos: la marcha a favor de la universidad pública -que aglutinó al peronismo, kirchnerismo y radicalismo-, o la votación en Diputados de la reforma jubilatoria propuesta por la oposición. Al no poder insistir con proyecto propio, Unión por la Patria (UP) se acopló al que presentó el radicalismo, dejando acorralado al Gobierno.
El sociólogo y consultor Ignacio Ramírez, que adhiere a la idea de una nueva polarización y estudia los escenarios de alternativas a Milei, opinó en diálogo con elDiarioAR sobre una diferencia fundamental respecto al “clima ideológico” que se vivía en los ‘90, una década a la que Milei se aferra.
“Durante esa etapa, a partir del Consenso de Washington, había un eje en el consenso. En nuestro presente político todo es disputa, malestar, desacuerdos y polarización. Los ‘90 fueron una etapa de optimismo capitalista: Margaret Thatcher generaba la sensación de que no había alternativa, pero ahora atravesamos un momento mucho más nihilista.
Hay un péndulo ideológico muy oscilante; no existe un clima hegemónico, sino una polarización ideológica. En los ‘80 y ‘90 la reacción de la centroizquierda fue, en términos generales, de cierta asimilación ideológica. Hoy sucede lo contrario: los electorados y las ofertas acentúan un clima más transformista”.
Los ensayos de alianzas
La posibilidad de la creación de un frente amplio contra Milei hoy resulta lejana. Sin embargo, ese camino podría tener escalas distritales. Una de ellas es la Ciudad de Buenos Aires, donde actores importantes del peronismo ya debaten la posibilidad de armar alianzas con otros sectores.
Juan Manuel Olmos, con buena llegada a las distintas terminales del peronismo, es uno de los que pregona esta idea.
La sostuvo Matías Lammens un mes atrás en una entrevista con Futurock, donde afirmó: “La lógica política cambió, no es la misma de hace un año.
Hoy la nueva polarización es entre los que están con Milei y los que no estamos con Milei. Y entre los que no estamos con Milei, tenemos que construir un gran frente”. También pidió tener la “valentía” de buscar acuerdos entre los que alguna vez estuvieron “enemistados”.
En diálogo con elDiarioAR, desde ese sector afirmaron la voluntad de conversar con actores como Martín Lousteau y Horacio Rodríguez Larreta. “Hay conversaciones, aunque lo más probable es que ese acuerdo amplio pueda verse proyectado en 2027, porque en 2025 todos van a querer salir a medirse”, vaticinaron.
La oposición no peronista también tiene matices. El sector de Lousteau se muestra más propenso a negociar. Emiliano Yacobitti, su socio político, dijo este viernes en Futurock: “No me hace problema estar más cerca de un kirchnerista que de Rodrigo De Loredo”. Si bien su armado es refractario al peronismo, también tienen un pasado de acercamiento en ese sentido.
Filas adentro del larretismo, la resistencia es mayor. Lo que se escucha hoy no es una voluntad de convergencia con el kirchnerismo, sino todo lo contrario.
Incluso tienen sus reservas al “estilo de oposición” que ejerce Lousteau. “Nos recuerda al kirchnerismo”, chicanean.
La mejor perspectiva, hoy, es disputarle a Milei desde adentro. En términos nacionales, se ilusionan con que la ruptura de Macri con Bullrich los vuelva a convertir en actores relevantes en la reconstrucción del PRO. Hoy no ven una convergencia posible; piensan en un 2025 alejados del peronismo.
Escenario
Las elecciones legislativas serán trascendentales para un oficialismo que hoy no tiene peso propio a nivel parlamentario. Asimismo, desde La Libertad Avanza están enfocados en ganar terreno en la provincia de Buenos Aires.