El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es optativo.
El dolor es necesario para crecer, ser vulnerable nos permite atravesar todas las defensas autoimpuestas para no sentir el dolor del crecimiento, pero ¿cuál sería el beneficio de seguir sosteniendo un sufrimiento a lo largo del tiempo?
¿Cuál sería el beneficio de seguir culpando a otros de nuestros males?
¿Cuál sería el beneficio? Me surge una imagen de alguien sosteniéndose a las ramas de un árbol que está a punto de caer, la caída es inevitable, sostenerse y aferrarse es inevitable también. Esta condición es inherente a la raza humana, no queremos cambios, no nos gustan, nos gusta la estabilidad, pero en la vida todo es cambio y movimiento, cambio y transformación, cambio y desestructura.
Cuanto más nos aferramos más sufrimos.
Cuanto más nos cerramos más nos partimos, cuanto más cerrados estamos más ciegos nos volvemos, todo esto es por protección.
Nos aferramos, nos estructuramos, nos condicionamos a seguir por una norma para sentirnos seguros y es en ese momento que dejamos de relacionarnos con nosotros mismos.
Ese es el preciso instante donde al límite de la separación de uno mismo nos llega el cambio, a modo de tsunami nos despeina, nos mueve, nos sacude y nos dice: “Cambia ¡ya!”. La vida es constante cambio y movimiento: acciona, deja, suelta y re inventa.
Deja de identificarte con tu yo pasado y proyecta una nueva forma de vivir.
Si te aferras mueres, si te sueltas inevitablemente aprenderás a fluir con el flujo de la vida que siempre está en constante movimiento, ya que lo que se detiene muere.
No podemos escapar de ciertas situaciones, pero sí podemos elegir cómo transitarlas.
Aprende a transformarte al igual que la naturaleza lo hace para sobrevivir.
Transforma el padecimiento, en la vida siempre habrá pérdidas, dolores, desencuentros, enfermedades, muerte.
Todo forma parte de lo efímero de nuestras vidas. Ese es justamente el aprendizaje. Entonces, es más sano vivir con el cambio que cerrarse y no atravesarlo por miedo a sufrir.
Todo depende de ¡ti!
Anímate a ver y transformar aquello que ya no te pertenece y a lo que no le perteneces y encuentra ese punto de equilibrio dentro.
Busca tu acuerdo interior ese que te da paz y te vuelve a la vida.
Todos lo tenemos, está dentro, esperando ser visto.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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