Nunca vista una aurora austral,
fenómeno magnífico, visión magistral,
colores bellísimos que cubren el cielo
y en su belleza nos dicen que se corre el velo.
A la luz sale lo que al mundo fue ocultado,
el descreído se azora mientras feliz ve el preparado
el cumplimiento de lo por Jesús anunciado.
Ya los dolores de parto estamos sintiendo,
de la nueva humanidad que está naciendo.
Voces infantiles vienen a mi memoria
anunciándome este día de gloria,
cuando mi pequeña hija dijera en similar visión:
“En vez del arcángel Gabriel, el cielo de la anunciación”.
Las auroras boreales son producidas por tormentas solares, cuando son de grado 5 se producen auroras australes, como la del 10/5/24, incluso vista en ciudades de Argentina.
Las auroras nos brindan un espectáculo fuera de este mundo y al llegarme fotos tomadas por amigos, una en especial reproducía exactamente el color rojo que habíamos visto con mi hija, aún pequeña, en la totalidad del cielo de Corrientes durante un atardecer, no solo en la zona del poniente.
Esa visión sobrecogedora me había dejado tan extasiada que no escuchaba lo que me repetía mi niña, hasta que optó por estirar mi pollera y mirándome a los ojos dijo: “Mami, en vez del arcángel Gabriel, el cielo de la anunciación”.
El cielo nos está enviando señales que no podemos desoír. El anuncio del nacimiento del “hombre nuevo”, como dijera Jesús, está sucediendo ahora y es corroborado por “señales en el cielo, rumores de guerra”, catástrofes, etc., todo esto forma parte de los dolores de parto.
A la vez estamos siendo testigos de cómo: “Todo lo oculto está saliendo a la luz”, así como del derrumbe de viejos paradigmas.
Si al incidir un haz de luz en un organismo vivo, éste evoluciona a algo superior, al incidir en nosotros estos flashes solares, el ADN se reconfigura a las 13 hebras originales, dando cumplimiento a lo que dijera Jesús: “Ustedes harán cosas mayores que Yo, aún”.
Es nuestra obligación como ciudadanos del mundo sostener la paz en nosotros mismos y crear con los pensamientos ese mundo nuevo de bondad y amor.
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
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