Uno de los tres imputados en diciembre pasado en la nueva investigación del femicidio de la docente Mirta Carmen Rosa, fue beneficiado el martes con la excarcelación juratoria por el juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo.
Adrián Roberto Borda es sargento de la Policía de Misiones y tiene 43 años. Regresó cuatro meses después a su casa bajo palabra y supeditado a la causa en la que también dos de sus excompañeros de tareas en febrero de 2013 en la Unidad Regional X, están imputados.
Tanto Borda, como el subcomisario Emilio Federico Broemser (39) y el suboficial José María Bernal (43) enfrentan la imputación de “homicidio calificado criminis causa y por haber sido perpetrado por personal de la fuerza de seguridad” contra Mirta Rosa, pero además de “apremios y torturas” a Walter Rubén Da Silva Velázquez (“Chinito”) e “incumplimiento de deberes de funcionario público y falsedad ideológica”, artículos 80 (incisos 7 y 9), 144 bis, 248 y 293.
El nuevo expediente se inició tras el fallo del 23 de agosto de 2023, cuando los integrantes del Tribunal Penal 2, Gregorio Augusto Busse, César Antonio Yaya y Fernando Luis Verón (subrogante) condenaron a los expolicías Aníbal Aldo Gabriel Villalba (36) y Luis Albino Rotela (44), por el delito de “abandono de persona” (Mirta Rosa) a penas sin prisión efectiva de cuatro y dos años respectivamente. Pero también ordenaron que se extraigan copias de las actuaciones y se remitan al juzgado de origen de la causa para seguir la investigación y se esclarezca si los tres miembros de la Brigada Investigaciones de la UR-X fueron los responsables directos de la muerte de Rosa, víctima fatal de una golpiza que le provocó el estallido de la vejiga y fracturas de cráneo y rostro.
Durante el debate se estableció que Villalba y Rotela abandonaron a la mujer con una patología en su salud mental en el barrio Los Potrillos de Garupá, asustada, descalza, embarrada y mojada, y ahora se sospecha que ella se cruzó, totalmente vulnerable, con los pesquisas que estaban golpeando a un joven de la zona y del que buscaban que confiese sobre el destino de varios objetos robados a vecinos.
La investigación sostendría que los policías al verla la atacaron a golpes y quitaron la vida, dejándola tirada en el descampado, canchita de fútbol de Garupá.
El fiscal del TP-2, Vladimir Glinka, en su alegato el 23 de agosto, a Villalba y Rotela no los acusó del “resultado muerte” de Mirta Rosa, pero pidió penas de prisión efectiva por abandono de persona porque fueron los efectivos que debieron ayudarla cuando deambulaba desorientada.
Problemas de memoria
Broemser y Bernal declararon en el juicio a Villalba y Rotela el 15 de agosto. Los citaron como testigos para explicar su desempeño respecto a su jurisdicción y funciones el día de la muerte de Rosa (14 de febrero de 2013).
Bernal aseguró que la mañana del 14 de febrero de 2013 se trasladaron a Garupá para retirar de la celda a un joven conocido como “Chinito” y que les indicara dónde y a quién había entregado elementos robados. Aseguró que no vio a la víctima cuando fueron al barrio Los Potrillos, a las 14 aproximadamente. Su compañero Borda en cambio, dijo en el expediente que fue a las 16 y Broemser, a su turno, resaltó que esto ocurrió a las 15.
Lo curioso es que en los registros firmados, el oficial a cargo de la patrulla de la brigada, Broemser, sostuvo que a esa hora fueron al barrio Madariaga en la zona sur de Posadas pero a muchos kilómetros del barrio Los Potrillos.
Adrián Borda declaró un día después en el juicio y repitió haber olvidado detalles clave de la causa. Ante cada pregunta del fiscal Glinka, no titubeó en decir (cinco veces) “no recuerdo” situación y acciones del día señalado.
Entre lo que declaró y lo asentado en los libros de guardia, ni siquiera el vehículo en el que se movilizaban coincidía. Por lo que ante cada inconsistencia se lo escuchó: “No, no sé, no recordaba”. Entre lo que su memoria dejó de lado se resaltó que retiraron a “Chinito” de la comisaría Quinta y nunca se registró en los libros de la brigada de la UR-X.
Ratificó que vio “deambulando a una ‘Lucía Ofelia’ (mujer con problemas mentales)” y que correspondía a Rosa, a quien habían hallado pasadas las 16 sin vida en Los Potrillos.
Walter Rubén Velázquez, “Chinito”, fue quien ratificó en el juicio que vio la camioneta de la comisaría Quinta en la que conducían a la docente momentos antes que fuera hallada sin vida en un descampado del barrio Los Potrillos de Garupá.
“Chinito” también remarcó que los policías de Investigaciones UR-X lo tenían esposado dentro de un Chevrolet Corsa y lo golpeaban para que les entregara objetos que negaba haber robado.
“Desde los 14 a los 18 años la brigada me enseñó a robar para ellos, me entregaban los laburos (…) Hasta una picana tenían, y la usaron”, resumió “Chinito” hace ocho meses y ante los camaristas del Tribunal Penal 2.