Salimos de la hermosa relajación con que completamos la sesión de yoga, nos incorporamos y permanecemos sentados en la mat percibiéndonos, todas las sensaciones son hermosas, respiramos serenamente en el ahora y buscamos la lecturita habitual. En la página señalada habíamos leído estas palabras del Dr. Deepak Chopra: “Superados los prejuicios occidentales acerca de la meditación, hoy sabemos de sus muchos beneficios”, entonces seguimos leyendo.
Se refería a “los prejuicios occidentales acerca de que la meditación pertenece al terreno del misticismo, o que es una especie de práctica religiosa”. Pero “hoy sabemos que activa la corteza prefrontal, sede del pensamiento elevado, y que fomenta la liberación de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina, la oxitocina y los opiáceos del cerebro. Cada uno de estos químicos naturales se relaciona con distintos aspectos de la felicidad.
La dopamina es un antidepresivo; la serotonina aumenta la autoestima; la oxitocina es conocida como la hormona del placer; los opiáceos actúan como analgésicos y son responsables de la alegría intensa que sigue al ejercicio físico”.
Reflexionamos brevemente sobre estas palabras del doctor y seguimos leyendo: Así, “la meditación, por producir niveles elevados de estos neurotransmisores, es una manera más eficaz para modificar la predisposición del cerebro”, siendo el primer factor en la fórmula de la felicidad porque, además, “ningún medicamento puede coordinar por sí solo la liberación de todas estas sustancias”.
El segundo factor “son las condiciones de vida. Generalmente damos por hecho que un cambio positivo de dichas condiciones nos hará más felices. Sin embargo, esto explica solo hasta el 12% de la experiencia total de la felicidad. Además, todos experimentamos situaciones difíciles, pero la capacidad de adaptación explica que las condiciones de vida tengan poca influencia en nuestro nivel de felicidad, porque casi el 50% de la fórmula de la felicidad depende del tercer factor, las cosas que elegimos hacer en nuestra vida cotidiana”. Aquí ponemos el señalador y nos retiramos plenos de paz. Namasté.
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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