Por Juan Rajimón
Misionero del Verbo Divino
Hoy estamos celebrando la fiesta de San José, Patrono de Posadas, que nos invita a seguir sus pasos en estos tiempos difíciles que estamos atravesando. San José como nos recuerda nuestro querido papa Francisco: “Es un hombre fuerte y de silencio”.
Él nos abre a una escucha atenta a la voz de Dios en medio de las incertidumbres de la vida. En este día de nuestro Santo Patrono, es oportuno reflexionar sobre las virtudes que caracterizaron su vida, para que sea nuestra fortaleza y ejemplo a seguir.
San José por su entrega generosa a la Sagrada Familia, es modelo del amor y ternura de un padre que atraviesa tantas adversidades para sostener a una familia, cuidar a sus hijos y trabajar incansablemente para que la familia tenga un futuro mejor. En estos tiempos de múltiples adversidades, reconozcamos en San José la gracia de alegrarnos por el don de una familia confiada al padre/madre de cada hogar. Se nos confía el plan de Dios para llevar adelante nuestros hogares en medio de los peligros que amenazan a nuestras familias.
Junto a San José, somos guardianes de la salud física, emocional y espiritual de nuestras familias. Él nos enseña a confiar en la providencia divina, frente a nuestras fragilidades como seres humanos. Nos anima a abandonarnos en manos de nuestro Dios Padre, cuando hayamos hecho todo lo que está a nuestro alcance. Su ejemplo de vida nos invita a la oración, como fuerza principal para superar las adversidades de la vida.
Este gran Padre adoptivo de Jesús, nos impulsa a escuchar atentamente la voluntad de Dios, para poder acompañar el camino de Salvación. San José nos enseña el valor del silencio en un mundo que suele estar saturado de ruidos y bullicios. Dedicar tiempo al silencio nos ayudará a acercarnos más a Dios como discípulos. Hablar con Dios en la oración es importante, pero también es muy importante escuchar a Dios como lo hizo San José (Cf. Mateo 1:20–25).
Con su vida, nos enseña el valor de la dignidad y alegría del trabajo. En Él se reflejan tanta gente común y sencilla que trabaja silenciosamente, sin que se destaque su protagonismo.
La persona de San José se refleja en tantas personas generosas que siguen sirviendo a los demás en silencio, con una entrega incondicional. Son ellas la esperanza de nuestra sociedad, ya que siguen construyendo la salvación con su ejemplo y testimonio.
San José nos llama a un compromiso sincero en favor del bien común. Todo trabajo, por más sencillo que sea, es un acto de colaboración con la creación de Dios y la construcción de su reino en esta tierra.
San José nos invita a aferrarnos a los valores esenciales de la vida, el respeto por el otro, la verdad, el esfuerzo sincero frente a la tentación de una vida fácil por la que optan muchas personas en este tiempo. ¡El ejemplo de trabajo y esfuerzo, lo hace el patrono del trabajo!
Nos atrae a ser personas creativas en la construcción de un hogar y una sociedad, desde el esfuerzo sincero, a ser hombres y mujeres de la verdad y del bien. En este tiempo de tantas dificultades y crisis económicas, San José nos llama al amor y la solidaridad.
Nos impulsa a salir de nosotros mismos y llegar al encuentro del necesitado de nuestra sociedad. Nos anima a ser la esperanza de este mundo que necesita respuestas desde el compromiso de cada uno de nosotros.
Nos exhorta a ser el rostro vivo de un Dios que no condena, sino que acoge, comprende y abraza.
Que San José sea nuestro ejemplo para una vida cada vez más fraterna, orante y llena de confianza en la Providencia de Dios, que nos acompaña en el diario caminar de la vida.
Que podamos celebrar con alegría este día dedicado a San José rogando su bendición para todas las familias y su protección para nuestra comunidad.