Con la predisposición y los conocimientos puestos de manifiesto desde su profesión y el amor por su tierra, la periodista Mariela Alejandra Mallmann (32) logró un importante aporte al colaborar con el Proyecto de reivindicación histórica de Ruiz de Montoya.
Mientras el propósito iba tomando forma, desde un programa televisivo ideado y auspiciado por el municipio para mostrar los logros de la gestión institucional, comenzó a entrevistar a los pioneros que brindaron datos para ampliar y enriquecer el proceso.
De esta manera, desde hace tres ciclos, cada sábado ingresa a los hogares que gentilmente le abren las puertas, en busca de los más valiosos testimonios que quedan resguardados para la posteridad.
En sus entrevistas se mezclan las historias de vida, el quehacer del pueblo, los artesanos, los emprendedores, pero “el fuerte, lo que a la gente le gusta, son las vivencias familiares, sus trabajos, los legados”.
Para Mallmann, nacida y criada en Cuña Pirú, que es una de las primeras colonias del municipio, significó un desafío, pero “las familias nos recibieron muy bien, siempre tratando de brindar lo mejor”.
Explicó que cada abuelo manifiesta sus nervios, sus miedos, pero “como soy conocida, lo visitamos dos o tres veces antes de hacer el programa, vemos qué tiene para contar, de la manera más natural posible. No hay nada actuado, se respetan las emociones de la persona que está hablando, lo que quiere contar, que por ahí está más volcado a su trabajo. Hay familias que son más divertidas, que narran hechos graciosos que ocurrieron, o anecdóticos. La idea es mostrar un poquito lo que cada familia aportó a la zona”.
La primera en abrir las puertas de su hogar fue la familia de Elsa Vogt, que falleció poco después. Es que, como ya venían trabajando sobre el proceso histórico, “tratamos de acomodar el programa para que fuera lo primero que vaya saliendo. Estábamos terminando el proyecto y, si se televisaba, era mejor. Fue entonces que arrancamos con las primeras familias de la colonia y la primera protagonista fue esta señora con sus hermanas”, confió.
Mallmann sostuvo que la persona que “quiere seguir contando, será siempre bienvenida porque la verdad sobre todos los hechos o todo lo que se quiere contar nunca, es completa. Siempre van a aparecer datos nuevos y está bueno que así sea”.
Las visitas se concretan los sábados, en compañía del camarógrafo Mario Brítez y su esposa, Sonia Rojas. En la semana Mallmann organiza la entrevista, visita al protagonista en una o dos ocasiones y establece el espacio a desarrollar la nota.
“Lo que hicimos fue salir de un set de grabación porque en los dos primeros programas notamos que, si a una persona la llevas a un set, sacándola de su comodidad, sobre todo a un adulto mayor, se cohíbe y le cuesta más. Y fue muy bien aceptado el hecho de visitarlos en la casa. Si nos permite, lo hacemos debajo de un árbol, al estilo rústico, entonces, en su espacio la persona se siente cómoda. Le sugerimos que elija los lugares, que elija los elementos que quiera tener a mano porque muchas veces actúa como una ayuda memoria. A veces ponemos alguna mesa y, sobre ella, elementos que tienen que ver con la historia de la familia, objetos antiguos, fotografías, libros familiares, como una guía, y resulta espectacular. Cada familia ya sabe el procedimiento, entonces cuando llegamos ya tienen todo listo, seleccionado. Funciona como un hilo conductor”, graficó la profesional.
Entiende que para mucha gente fue como también hacer una revisión de la historia familiar y una oportunidad para exponerla. “Estoy muy agradecida, tengo que reconocer a todas las familias que se brindaron, con los nervios que eso implica, porque para quien trabaja en radio o hace un programa televisivo es moneda corriente afrontar una cámara, pero, para alguien que nunca fue entrevistado, al tener, de repente, una cámara enfrente, debe pensar ¿qué hago? ¿qué digo? Pero le decíamos, que no se enfocara en eso, porque lo que queríamos era captar la esencia del diálogo, lo que quería comentar, con un mate o un tereré de por medio. Y siempre logramos que la persona se pueda abrir, no solamente con la información o la historia que pueda contar”, expresó.
“Esto me da mucho orgullo porque amo a mi pueblo, a la colonia donde crecí y me crié junto a mis abuelos Waldemiro Mallmann y Soraida Báez. Lo sentí un poco como un homenaje a ellos. Si bien fui el medio, no es lo que importa, lo que realmente me interesó es que los protagonistas puedan contar su historia”.
Entonces, “si sentía ganas de llorar, dejábamos que lo haga. Si era algo muy gracioso, que ría, que tenga ese momento para expresar ese sentimiento. Pero en la mayoría de las notas, lo que también noté yo y el resto del equipo, es que para la persona fue muy liberador. A veces poder contar algo de cosas muy tristes que pasaron, porque algunos perdieron a sus padres o perdieron a algún hermano, algún suceso muy puntual o el solo hecho de venir de Europa en los barcos. Hubo momentos en los que la emoción realmente copaba la parada y había que hacer pausas para poder incorporarnos nuevamente, de lo fuerte que era la historia de muchos de los que fueron entrevistados. Eso es por ahí lo más llamativo. Fue como un acto sanador, liberador y, a la vez, de un proceso histórico largo para el pueblo, que se agradece”, manifestó.
Comentó que aún restan varias familias por visitar. “A la mayoría, hemos entrevistado y colocamos el material en nuestras redes sociales. Si alguna no fue visitada, que nos avise. Con algunas sucede que por ahí le preguntamos en algún momento y no estaba en condiciones de atendernos, siempre están las puertas abiertas para que vengan. Si este año sale el programa, bienvenidos serán, de lo contrario, igual está bueno que acerquen las fotos o materiales de la historia de la familia para seguir recopilando”, agregó.
“Siempre me encanta estar en contacto con la gente adulta mayor, por las historias y porque con ellos también uno puede rescatar un montón de anécdotas, hechos que sucedieron, que uno no los vivió, pero sí ellos o sus padres, quizás, depende de la generación”.
“Creo que cada persona, en su pueblo, no importa la edad que tenga, sobre todo los jóvenes a quienes les interesa y tienen a sus abuelos en sus hogares, en sus casas, o están cerca, que aprovechen esa etapa, para grabarlos. En la actualidad contamos con teléfonos, con los que se pueden lograr pequeños videos, por más que la abuela o el abuelo repita un montón de veces lo mismo. Pero eso es reconocer y valorar lo que para ellos es importante y quieren que el nieto, la familia, realmente valore y escuche. Es repetido, pero el día que el abuelo no esté -porque nos pasó- necesitaremos preguntarle por alguna cosa que está escrita, y la persona ya no está”, reflexionó.
Entonces, en el momento en el que vivimos, “cada pueblo tiene esa oportunidad de construir, de armar, de rearmar, de rever. Siempre habrá en un pueblo una o dos personas que les gusta todo lo que es histórico, sean profesores o no, alguien que por pasión lo haga. Hay que aprovechar, unir esos hilos, juntar todo y construir, corregir, reivindicar, que es lo importante”.
Admitió que “soy solo periodista, historiadora solo por amor a lo que se hace. Por ahí me ponen ese título, pero, aunque así no sea, estamos siempre, colaborando, de manera constructiva”.
Nueva fecha
En 2022 se logró cambiar la fecha de fundación de Ruiz de Montoya que tenía hasta ese entonces 76 años y pasó a 103. “Este año vamos por el año 105 y son casi 30 años más de historia que se agregaron al pueblo. Es que en su momento se tomó como referencia de fundación a la Comisión de Fomento, el 11 de agosto de 1945, pero, previamente, en la colonia Cuña Pirú había abuelos cuyas primeras familias habían llegado a partir de 1919 y 1920”, narró.
Con la ayuda de mucha gente, y a lo largo de diez años, Mallmann se dedicó a recopilar, a anotar, a escribir, a juntar fotos y todos los relatos habidos y por haber, actas fundacionales de la Iglesia Santa Cecilia -que, si bien dan la fecha de fundación de la Iglesia, también hacen un poco a la organización del mismo pueblo de ese entonces-, para encaminar el propósito.
El proyecto fue acompañado y avalado por la profesora e historiadora Leonor Kuhn; Alfredo Robotti, maestro y nieto del agrimensor Krumkamp, el intendente Víctor Vogel, Marino Jungblut, secretario de Gobierno durante el año 1995, y otras tantas personas que brindaron su testimonio para la reconstrucción de la historia del municipio, buscando mantener las raíces, la idiosincrasia, y la historia del pueblo vivo. De común acuerdo se propuso mantener la fecha del 11 de agosto en alusión a la formación de la Comisión de Fomento, pero hacer corrección en los años, situando el año 1919. De esa manera, se estará alineado con Puerto Rico, Capioví y Montecarlo, los municipios fundados por Carlos Culmey.