Momentos de alegría, diversión, felicidad, pero, sobre todo, de mucha emotividad, se vivieron el pasado fin de semana durante el cumpleaños 90 de Francisca Ema “Chinoca” Martínez, esta vecina de la localidad que saltó a la fama a fines de abril de 2022 después que su nieto Matías la llevara a La Bombonera para presenciar un partido del club de sus amores.
La fiesta se inició con una gran caravana que salió de su casa, dio vueltas por el pueblo y culminó en el club donde tuvo lugar este emotivo encuentro, del que participaron sus hijos: Antonio, Jorge, Sara, Hugo, Mirta, Elvio y Mercedes -su nieta Evelyn estuvo en lugar de José Aníbal, que partió hace algunos años-, nietos, bisnietos y tataranietos, además de otros familiares, amigos y vecinos, que acompañaron a la homenajeada hasta altas horas de la madrugada.
“Chinoca” nació el 9 de marzo en el barrio 20 de Junio, de Candelaria. Aquí se crio y asistió a clases a la Escuela N°8. También en esta ciudad conoció a Marciano “Machino” Solís, el padre de sus hijos, con quien se casó a los 17 años.
En una entrevista que había concedido a Ko’ape después de regresar de la cancha, dijo que de Juana, su mamá, heredó la pasión por el fútbol y que, por eso debe ser, que sus hijos Antonio y Jorge, también fueron importantes futbolistas.
Como buena hincha de Boca Juniors, a la fiesta ingresó vistiendo la camiseta del equipo, mientras que sus familiares hacían un cordón, al ritmo de la hinchada y sosteniendo bengalas de humo en azul y oro.
La “abuela xeneize” trabajó como modista. “Empecé a practicar y casi sin darme cuenta tenía muchísimos clientes. Hacía vestidos de novia y de recepción, y uniformes para los jardines de infantes. A veces amanecía sentada frente a la máquina. Muchas veces el cansancio me vencía y prefería rechazar los trabajos, pero muchas clientas decidían esperarme porque decían que no había otra modista prolija como yo”, recordó.
Sostuvo que “no era fácil cumplir con los pedidos cuando había que dedicarse a la crianza de tantos chicos. A veces pienso cómo yo me arreglaba, porque tenía que lavar, cocinar, atender a mis hijos, y me desenvolvía bastante bien”.
A “Chinoca” le gusta festejar su cumpleaños. “Siempre los festejé y son multitudinarios. Es una manera de agradecer a la vida”. Lo mismo sucedió en esta oportunidad donde se tomó el tiempo para abrazar, agradecer y dialogar con cada uno de los presentes.
Con ayuda de su nieta Andrea elaboró un emotivo mensaje para cada uno de sus hijos, que leyó en voz alta. Tras escucharla detenidamente, cada uno hizo su devolución con palabras sentidas, de agradecimiento y de amor a esta madre “que siempre estuvo y está cuando necesitamos un gesto o una palabra de aliento”.
Al levantar las copas, los invitados brindaron por un ¡Feliz cumpleaños! Chinoca.