“Como pollo sin cabeza”, continúa el proyecto de la planta de faena avícola de la cooperativa de Wanda y la situación para los socios del proyecto empeora con la situación económica del país.
“Estamos totalmente parados, peor que antes de empezar el proyecto en 2015, cuando no teníamos nada. Ahora, con una infraestructura valuada en $600 millones no podemos avanzar ni un solo paso y mucho menos cumplir con nuestros compromisos y deudas porque seguimos en la nada con el pedido de habilitación”, explicó el presidente de la cooperativa, Samuel Doichele, sin entender muy bien las trabas.
Y agregó: “Nos duele como pequeños productores que, aunque la Provincia no nos dice que no nos va habilitar tampoco nos habilita y nos sigue dando vueltas. Esta semana estuve hablando con la intendenta de Wanda, Romina Faccio, quien nos llamó para saber qué pasa y la verdad es que no tenemos idea ni respuestas, solo teorías”, acotó. Más allá de todo, el proyecto lleva frenado 10 años.
“Mi teoría real es que no estamos en la agenda de nadie importante del Gobierno y por eso es que nadie se anima a dar el paso que falta”, supuso el hombre.
“En 2014 empezamos sin un peso, sin contar con gallinero ni planta de faena y era difícil el panorama y arrancamos de cualquier modo, ahora tenemos $600 millones de capital en infraestructura, pero el proyecto está más difícil de retomar que cuando no teníamos nada. Es impresionante”, lamentó el productor.
Con el cambio del Gobierno nacional, este año el SENASA automáticamente liberó todas las restricciones existentes para traer pollitos bebé, situación que el año pasado había puesto los palos en la rueda a la iniciativa y ahora que la situación es otra, se malpensó que iba a ser el fin de las trabas y todo lo demás iba a ir sobre rieles.
“Ahora que se nos permitiría producir a niveles previos al brote de gripe aviar venimos teniendo la traba con la habilitación, por lo tanto tampoco nos dejan entrar los pollitos bebé”, reseñó el joven colono.
El hombre contó que, pese a que el ministerio de Industria “nos dio la radicación de la planta tampoco nos sirve de nada porque necesitamos la habilitación de ese organismo, del Ministerio del Agro, Ecología y Salud Pública”.
“En estas dos instituciones (Ecología y salud) ya nos dijeron que está todo, pero a su vez falta que el okey del ministerio del Agro junto con el de Industria. Si ellos no nos dan luz verde, lo demás no nos sirve”, lamentó.
Versiones cruzadas y falta de acompañamiento
El año pasado, desde el IFAI, su titular Roque Gervasoni, se había referido a los motivos que ponían trabas a la planta que impulsa la cooperativa, tras asegurar que no cumplía “con las normas sanitarias”, pero pese al tiempo transcurrido y a la incertidumbre que envuelve a las familias, tampoco se acompañó al menos, con un esquema esclarecedor de lo que deberían hacer los productores para lograrlo.
“Ya presentamos los papeles unas cinco veces, y hace poco me volvieron a llamar para que presente todo nuevamente; ya siento que me toman el pelo. No tengo más ganas de estar bailando la música de ellos y cambiando de paso cada vez que se les ocurre”, disparó Doichele a la vez que afirmó que lo del incumplimiento sanitario es una “excusa”, porque jamás hubo una sola acta de infracción.
“Después de esas acusaciones mandé una carta documento para que se desdiga porque no posee ningún documento probatorio de lo que dijo y nos manchó con mentiras. Lo cierto es que hoy tenemos la planta habilitada por el municipio y la Nación, pero imposibilitados de trabajar por la falta de voluntad política”, finalizó.
Las aves producen insumo biológico clave para el agro
La importancia de producir pollos va mucho más allá de la oferta de carne, que es importante, pero en la actualidad los productores de yerba y frutihortícola, por ejemplo, se ven obligados a comprar en otras provincias, como Entre Ríos, con todos los costos que eso significa.
Entre los afectados directos se encuentran unas 60 familias de pequeños productores de Wanda y alrededores, quienes tomaron deudas para poder participar del proyecto; pero indirectamente los efectos negativos también alcanzan a los pequeños productores de yerba mate orgánica quienes tienen que comprar el fertilizante orgánico, que se produce con el estiércol de pollo, a provincias como Entre Ríos, con un alto costo.
“Actualmente por la guerra entre Rusia y Ucrania, este insumo es uno de los más caros y perjudica a familias yerbateras, lo mismo que a productores de ananá y banana, quienes podían proveerse de bocashi (abono) por medio de la cooperativa. Como no podemos producir lo tienen que comprar directo a las grandes distribuidoras, que si bien se hacen en conjunto para conseguir mejoras en los precios, es caro igual”, reflejó el titular de la cooperativa.
Como paliativo y rebusque, los colonos están dedicados a la producción de huevos, y de esa manera amortizar la inversión en los pollos que ya tienen y afrontar las deudas que tomaron para activar el negocio en la cooperativa.
“Sirve como para ir tirando, cubrir sus deudas, pero están muy perjudicados quienes producen maíz, que es un grupo de alrededor de 16 jóvenes que trabajaban en la planta de faena de los pollos, de los cuáles solo quedan tres, porque bajó el consumo de alimento balanceado y dejaron de producir el maíz porque trabajaban a pérdida”, lamentó Doichele.