Involucrarse para generar ideas, para ayudar, para orientar, para acompañar. Esa es la premisa de Florencia Donnerstag, una joven abogada nacida en Capital Federal que reside en la Capital del Monte desde hace veinte años.
En diciembre de 2019, con 29 años, ingresó a la Municipalidad de Oberá como asesora legal de la Secretaría de Desarrollo Humano y Acción Social. Sin experiencia en la administración pública -siempre trabajó en el ámbito privado-, “me empecé a involucrar con las diferentes temáticas. Nos ocupamos de mujeres, niñez, discapacidad, adultos mayores y promoción de la salud, que son áreas muy sensibles para el municipio y para cualquier sociedad”, comentó. Empezó a involucrarse y a estudiar para tratar de echar luz sobre estas cuestiones particulares. “No tanto sobre la parte dura del derecho sino en cómo aplicarlo y cómo la abogacía puede servir también para una función social y no netamente jurídica que, en definitiva, es lo que busqué siempre. El intendente Pablo Hassan me asignó el Departamento Mujer, Géneros y Diversidad, que también me interesa muchísimo”.
Desde aquí, acompaña a mujeres en situación de vulnerabilidad, sea por violencia u otras cuestiones, “siempre entendiendo la interseccionalidad que ocupa a las situaciones de las mujeres. Cuando tenemos una mujer violenta, presa o con algún otro problema, no solo es esa mujer, siempre lo entendemos en un sentido amplio: qué le pasó a esa mujer, una relación sistémica con su familia, con sus allegados, con sus vecinos, con la sociedad en general, de cómo esa mujer llegó a estar en la situación que está y cómo nosotros desde el municipio, la podemos ayudar. No en un plan netamente asistencialista sino ayudarla a salir adelante, a salir de ese pozo”, explicó.
Cuando trabajaba en el Departamento de Niñez fue convocada para representar al municipio ante el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). “Trabajar con ellos es siempre una experiencia extraordinaria porque te abre la mente. Además, nos compartieron muchas ideas, muchos programas de fortalecimiento, en los que todavía estamos trabajando. Ser embajadora significa para mí, un orgullo y un honor”.
Destacó que una mujer que es víctima de violencia, por ejemplo, “muchas veces no sale de la casa, hay mujeres que vivieron toda su vida bajo un régimen que no les permitía hacer nada, no les permitía desplegar sus alas, entonces se encuentran a los 40 o 50 años sin saber nada, sin saber tomar un colectivo, sin saber el valor del dinero, sin tener la secundaria completa, y no poder insertarse al mercado laboral. Esas son las cuestiones que trabajamos y lo hacemos desde ese ámbito, de poder entender toda la situación compleja e histórica que vivió la mujer”.
Es por eso que llevan adelante “Mujeres Misioneras Construyendo”, que es un proyecto de investigación que se trabaja desde la Facultad de Ingeniería de la UNaM, que busca que adquieran herramientas para la construcción, para que puedan salir sabiendo hacer una pared, una construcción en seco, sabiendo lo que es un desagüe cloacal, un desagüe pluvial, cómo se hace, y poder ayudar a los vecinos.
En esta primera cohorte que desarrollan fueron seleccionadas mujeres “cuya situación conocíamos, pero se hace un trabajo que involucra a psicólogos, a psiquiatras, porque no solo implica salir del círculo de violencia, hacer la denuncia e irse de la casa, sino que tenemos que fortalecerla para que no vuelva a caer en esa relación violenta y que, eventualmente, cuando consiga una nueva pareja no sea de esta misma índole, no vuelva a sufrir situación de violencia”, agregó.
A través del trabajo que hacen con los psicólogos fue que decidieron seleccionar a estas mujeres, “con su consentimiento y con la responsabilidad que implica tener que venir a la facultad, cumplir horarios, organizarse en su vida, con sus hijos, con su familia, ya que generalmente son ellas las encargadas de los hijos, de los adultos mayores, de la madre. La idea era que pudieran organizarse, asumir ese compromiso y que estén participando de este programa”, recalcó Donnerstag.
“Muchas no terminaron la primaria, muchas desconocían lo que es una facultad y que en Oberá existía una. Hoy están cursando aquí, con materiales de la Facultad, dentro del laboratorio, y eso para ellas representa muchísimo anímicamente. El hecho de estar en una facultad cuando no tuvieron la suerte de seguir estudios porque tuvieron que salir a trabajar, porque quedaron embarazada o por la situación que fuera”.
Empezaron trabajando con 20 y actualmente solamente asisten 10, que provienen de los barrios más vulnerables de Oberá. También se las seleccionó por eso, para que dentro de su barrio puedan ser agentes de cambio, de motivación, para las otras mujeres. Tras el dictado de cuatro módulos, se inicia una nueva cohorte.
Según la letrada, muchas veces sucede que “conocemos situaciones de violencia, vamos, intervenimos, pero la mujer no quiere denunciar, no se quiere ir, porque no tiene adonde o porque está esperando que la persona violenta cambie. Eso es también parte de nuestro trabajo del día a día. Cuando sabemos que hay una situación de vulnerabilidad, de violencia, manifestamos el acompañamiento hasta que esa persona esté decidida a salir. Una vez que se decide, ponemos en movimiento todos nuestros recursos para ayudarla, asistirla, ingresarla a una casa de refugio, ayudarla con la mudanza -si es necesario-, con las órdenes judiciales, una prohibición de acercamiento, una exclusión del hogar, por lo que estamos en contacto permanente con el Juzgado”.
Ese es el trabajo de todos los días. “Hay jornadas que se presentan tranquilas, pero de inmediato tenemos que salir corriendo porque hay una mujer que nos pidió ayuda. Siempre buscamos que sepan que estamos, que vamos a respetar la decisión que tomen. No las podemos obligar a hacer la denuncia por violencia, pero que sepan que estamos y que cuando quieran salir de ese círculo van a contar con una red de apoyo”, indicó.
En su experiencia pudo observar que había mujeres que no salían a la calle, que no sabían tomar un colectivo, y ahora vienen a la facultad, un sábado, a las 8, a cursar. Se organizan para asistir cuando su vida transcurría básicamente dentro de la casa. “Eso también hace que adquieran otras herramientas, que no son únicamente las académicas que aquí se brindan, sino herramientas sociales, que les permitan poder salir adelante y darse cuenta del valor que tienen”.
Además, de las múltiples ocupaciones, Donnerstag estudia alemán y es delegada de reinas de la Colectividad Alemana. “Durante mi gestión tuvimos éxito. Ser reina o princesa no pasa por una cuestión de belleza, de medidas, sino por una cuestión de preparación en el ámbito cultural, en información general y la actualidad del país, además de presencia, simpatía, la forma de comportarse en la vida, y saber vender la provincia de Misiones, Oberá y Leandro N. Alem”.
Para Donnerstag eso es fundamental. “El primer día no hablaban porque les asustaba el edificio, se quedaban en la puerta porque era un ambiente de alguna forma hostil, diferente, a lo que estaban acostumbradas. Por eso comenzamos en el SUM del barrio y después las trasladamos para acá. Hoy ya entraron solas, abrieron la puerta del curso, ocuparon sus lugares, prepararon el mate, esperando el inicio de la clase. Vemos una evolución en como poco a poco se están fortaleciendo en grupo y también en forma particular”, graficó.