Con el impacto de la inflación en los hogares nacionales y principalmente entre los misioneros, son numerosos los sectores que se encuentran en crisis. Entre ellos, en los jardines maternales de Posadas han notado una dificultad para sostener los espacios, debido al aumento de todos los servicios y la imposibilidad de trasladar estos costos a las cuotas. A pesar de ello, esperan que la situación mejore y que más niños se sumen en marzo.
Menos inscriptos
Como parte de la Asociación de Directores de Jardines Maternales Privados (ADIMP), la directora del jardín maternal “Había una vez”, Silvia Saldaña, contó a PRIMERA EDICIÓN que, a pesar de las numerosas consultas, “lamentablemente no tenemos tantos inscriptos como en años anteriores”. En materia de precios, con un mínimo de 40 mil pesos de cuota, indicó que “el aumento lo fuimos haciendo paulatinamente, para que no sufran un impacto en los ingresos de los padres, porque los salarios no tuvieron el mismo incremento de los impuestos”.
En su experiencia, sobre el impacto económico vivido, señaló que “desde el 98 soy directora y creo que este fue el año donde más se sintió”. En comparación, “el año pasado para esta altura del año ya teníamos un 80% de la matrícula cubierta y ahora estamos entre un 50 y 60%”, agregó.
De todas formas, Saldaña remarcó que desde el sector “estamos esperanzados en que la gente está estirando lo máximo posible para incorporar a los niños en los jardines maternales y van a empezar en marzo, luego de las vacaciones, los gastos y puedan acomodarse”. Por tanto, las expectativas son grandes en el ámbito de estos espacios, fundamentales para algunas familias que deben trabajar y necesitan dejar a sus hijos para cuidarlos.
Cada jardín tiene su capacidad, de acuerdo a la cantidad de salas disponibles y el personal contratado, con maestras y auxiliares. La directora de “Había una vez” comentó que entre las familias que atienden, “el 60% son empleados de administración pública y de comercio, por eso abrimos desde las 6.30 de la mañana y cerramos a las 20.30 horas. Tenemos madres que trabajan cuatro horas a la mañana y otras cuatro a la tarde, en otros casos lo hacen ocho horas seguidas. Entonces, se necesita una franja horaria amplia de funcionamiento para poder satisfacer a toda esta clientela”.
Más allá de esto, precisó que deben pagar alquiler, sumado a los servicios, todo lo necesario para la habilitación Municipal, junto con la capacitación de las docentes y sus cargas sociales: “Nuestras docentes están como empleados de comercio”, relató.
Respecto a las cuotas, explicó que “antes estábamos con ajustes cada tres o cuatro meses, pero ahora ya no podemos ajustar como antes porque las cargas sociales de diciembre a febrero se dispararon. Entonces, todos los meses tenemos que ir viendo un ajuste y si bien los padres lo entienden, lo sienten en su sueldo (en referencia al poco incremento salarial)”.
Como propietaria de un espacio para el cuidado infantil, resaltó que “si tuviera que trasladar todos los costos a la cuota, tendríamos que saltar a un 100% de aumento de lo que va de diciembre a marzo”. Sin embargo, reiteró que la idea es que los padres no sientan este aumento y tampoco perder clientes.
Entre las medidas paliativas, Silvia Saldaña compartió que no están exigiendo uniformes, ni tampoco la compra total de todos los materiales de la lista de útiles que usan durante el año, así como el obviar marcas: “Son cosas extras, como materiales de tres mil o cuatro mil pesos, que no podemos pedir un 20 del mes porque sabemos que cobran el 31”, afirmó.