A veces creemos que nuestros mayores están ausentes, sin participar de las conversaciones, más quietos, durmiéndose más frecuentemente. Muestran desorientación, apatía, sueño extremo, cansancio, dolores musculares, alteraciones en la presión arterial, etc. Todas esas señales pueden ser índices de deshidratación.
La mayoría conocemos el concepto básico de que más del 70% de nuestro cuerpo es agua y que nuestros adultos no manifiestan tener sed y por lo tanto no toman agua.
Es más importante que tengan una buena hidratación, más que cualquier medicamento.
El sistema nervioso se deteriora y manifiesta somnolencia, cambios de humor que mejoran simplemente con la buena hidratación.
Más del 50% de la confusión, mareos, alteraciones metabólicas que se reciben en guardias se resuelven con una buena hidratación.
A la mayoría nos cuesta tomar líquidos, pero a los mayores muchísimo más. No tienen sed porque su centro neurológico disminuye el estímulo y así se producen los déficits sin darse cuenta, hasta que manifiestan algún síntoma.
Tienen su botellita, pero al final del día no la tomaron. “No tengo sed”, es la respuesta más escuchada. Es ahí donde deben actuar los acompañantes, tener en cuenta cómo lograr que ingieran líquidos. Es importante tener en cuenta que se pueden realizar jugos, licuados o infusiones frías para estimular la ingesta.
El agua suele resultar para muchos algo desagradable, entonces lo ideal es consumirla con algún sabor y tomar de a pequeños traguitos varias veces, con control de cantidades. Otra excelente opción es magnesio saborizado.
Lo mejor es el agua pura y cristalina, pero si no se puede entonces buscar alternativas sin esperar que pidan agua, ya que su deseo está disminuido.
Este líquido vital participa en las reacciones metabólicas y catabólicas del organismo. Si bien la sed es el signo más evidente de la deshidratación, existen otras señales contundentes que alertan sobre la falta de líquido en el cuerpo.
Cambios de humor
Beber poca agua no solo es malo para nuestro organismo; también se ha descubierto que si no te gusta mucho el agua puedes tener apatía y desorientación. La revelación la ha hecho pública la Universidad de California a través de un estudio donde se descubrió que un nivel leve de deshidratación afecta el estado de ánimo: “Si comenzaste el día con mal humor, recuerda consumir la suficiente cantidad de agua para que el estado de ánimo cambie y sea más ameno nuestro día”, afirma la nutrióloga Raquel Sigrid.
Dolor de cabeza y fatiga
Beber menos agua de lo necesario puede ser tan malo para la salud como pasarse con su consumo. Una inadecuada hidratación puede provocar pérdidas de memoria, falta de concentración y repentinos dolores de cabeza.
Dolores musculares
La rigidez muscular o los calambres de los músculos principales de las piernas son los primeros síntomas de la deshidratación, que pueden evitarse o combatirse tomando magnesio, no así proteínas, los preparados proteicos pueden ser nocivos a los riñones si hay deshidratación. Es un dato muy importante porque a veces se dan preparados proteicos porque creen que el malestar es por que consume menos nutrientes, pero lo que falta es agua y simplemente dar prioridad a este punto mejora el bienestar general.
• Recordemos que la atención a los mayores comienza con controlar necesidades básicas del mejor alimento: agua, movimiento, compañía y charla. Esto permite que su sistema nervioso esté bien, así recibirán luego otros nutrientes. Mejor acompañarlos y cuidarlos con lo más simple.
• Prevenimos además la constipación e infecciones urinarias, prevenimos descompensaciones cardiacas y alteraciones musculares.
• A controlar la ingesta de líquidos.
Feliz y bendecido domingo mimando a nuestros mayores.
Dra. Marcela Campias Whatapp: 3764413607 –
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