Al estar siempre conectados solo a una fuente de energía limitada quedamos atrapados en círculos viciosos de deseo y queja que resultan completamente agotadores. La insatisfacción continua y litigante de nuestro ego nos sumerge en un mundo de emociones que no deseamos en nuestra vida. ¿Has notado cómo continuamente deseas tener o alcanzar algo? y cuando lo logras, ¿notas cómo otro deseo llega a ti generándote agitación y ansiedad? Quizás, también puedas observar cómo te invaden la frustración, el enojo, la ira, la impaciencia y la incertidumbre si no llega a tu vida lo que tanto has deseado.
Me pregunto: ¿Cuándo descansarás, cuándo le darás un respiro a tu vida? ¿Has pensado alguna vez, cuánto tiempo puedes permanecer con el puño cerrado?”.
Haz el intento. Cierra fuertemente tu puño y aprieta. Tras un tiempo sentirás dolor y tendrás que abrir tu mano. Del mismo modo, no puedes permanecer mucho tiempo refugiado en tu mente cerrada y hostil, lejos del amor que te eleva.
Te encuentras una y otra vez en un círculo repetitivo e interminable, en las mismas cuestiones sin relevancia de tu verdadero propósito, en las mismas pequeñeces. Tú, tus “problemas”.
Tú, pero ¿quién es tú?, ¿quién está detrás de ese tú?, ¿cómo se forma ese tú?
“Tú” una creación de la mente ilusoria.
Mientras permanezcas dormido en el engaño, jamás experimentarás descanso profundo y verdadero, la paz interior no es una propiedad de la mente. Es por ello que tienes que acercarte a tu yo sagrado, a tu poderosa Divinidad. Una vez allí contemplarás la vida con la tranquilidad necesaria que te proporciona el haber quebrado el círculo del deseo mental. Desde la mansedumbre de tu corazón, todo se ve de otra manera, todo cobra otro color, otra relevancia.
En la quietud de tu ser, más allá del tumulto de deseos y quejas, reside un espacio de paz y sabiduría. Es en ese santuario interno donde la verdadera transformación comienza. Al reconocer que la fuente inagotable de amor y serenidad ya vive dentro de ti, comienzas a desatar los nudos del ego y a abrir tu corazón a la luz de tu propia divinidad.
Cada respiración, cada momento de presencia, es una oportunidad para recordar quién eres realmente. No eres solo la suma de tus deseos o tus frustraciones. Eres un ser iluminado, capaz de trascender las limitaciones de la mente y abrazar la plenitud de tu existencia. Al conectarte con tu yo sagrado, descubres que el descanso, la paz y la felicidad no son metas lejanas, sino realidades vivientes en el núcleo de tu ser.
Así, con cada paso consciente, te liberas de los círculos viciosos de la insatisfacción y te abres a un mundo de posibilidades infinitas. Tu vida se convierte en un reflejo de esa paz interior, un testimonio luminoso de que, más allá de la turbulencia de los deseos y las quejas, yace un océano de calma y amor incondicional.
Aquí y ahora, en la sencillez de este instante, encuentras el verdadero descanso, el verdadero hogar.
Nos vamos acompañando.
Karina Holoveski
Mujer Medicina-Chamana.
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