Busca los designios de la Fuente en la simpleza,
omite lo que dice la mente, saca la cabeza,
para que no escape de ti la belleza
que se esconde en sus laberintos
dejándote nada de lo lindo
que el cielo te quiera mostrar
sin permitirte siquiera ilusionar,
lo que los sentidos no captan llamará locura
y la sociedad entera bregará por tu cordura,
mas cuando vean que sus portentos se derrumban
y sus creencias e ideologías tumban,
recurrirán a tu sabiduría innata,
aquella que las vicisitudes del mundo dejaron intacta,
la que puede interpretar signos y coincidencias
amalgándolos con la nueva ciencia.
Los cegados dirán que tus ideas son revolucionarias,
¿acaso Jesús no vino a cambiar las cosas ordinarias
para convertirlas en extraordinarias?
Cada uno ha sido llamado a despertar a lo extrasensorial
y desarrollar sus talentos en este tiempo final
que apremia en su rápido recorrer
mostrándonos que es el momento de Ser.
Uno de los talentos que me he descubierto hace ya un tiempo es el de descifrar el lenguaje de los sueños, por lo que les interpretaré el que tuve hoy ya que sincrónicamente había escrito la poesía que antecede en el amanecer de ayer.
Estaba en una escuela de la que era un directivo, mostrando a un personal del servicio cómo limpiar los baños, vuelvo luego a corroborar que todo estuviera perfectamente limpio, mas uno recientemente ocupado era un chiquero, sucio hasta el techo. Al extender mi brazo mostrando ese baño diciendo: ¡pero acá se mataron!, siento que me toman la mano, sin verlo sabía que era un ser que necesitaba que lo saque de ahí, lo tomé y le dije: ¡Dios te bendice, id a la luz!, mientras lo guiaba hacia un agujero de luz que se había abierto en el techo.
Interpretación: La escuela es la Tierra, los baños son el bajo astral y los excrementos son toda la inmundicia que el hombre tiene que limpiar de sí para poder ascender a la luz y entendí que ese es uno de los trabajos que realiza mi Ser y que me permitió ver al estar dormida mi mente, trabajo por el cual agradezco al Padre poder hacer más allá de mi mente.
Graciela del
Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
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