Bronca, angustia, dolor e impotencia fueron algunos de los estados de ánimo que vivieron jugadores, cuerpo técnico y dirigentes ante el despojo del que fueron víctimas en Formosa frente a Defensores, en el juego revancha correspondiente a la final de la Región Litoral Norte.
El deficiente arbitraje del salteño Gustavo Benítes, claramente perjudicó al elenco de la tierra colorada cobrando dos penales dudosos, echando a un jugador misionero y dejando pasar por alto un codazo de un formoseño en el rostro del volante de Mitre Esteban Klyniauk en las narices de uno de los asistentes, un mudo testigo de una jugada para tarjeta roja.
“Creo que hoy -por el domingo- no se definió el partido por lo futbolístico sino que fue por las malas decisiones arbitrales, creo que quedó bien claro que él -por Benítes- cobra dos penales muy dudosos y que nos perjudicó”, expresó muy apesadumbrado el capitán del elenco misionero Richard Rodríguez, que al igual que todo el resto de sus compañeros se tuvo que retirar del campo de juego masticando bronca.
Lamentablemente los malos y muchas veces deshonestos arbitrajes en el fútbol argentino, sobre todo el Regional y el Federal, son una constante en los momentos de definiciones. Lo del juez salteño vuelve a poner en el tapete el tema de lo amañado de nuestro fútbol y los futbolistas lo saben: todos escuchan rumores que luego en el campo de juego a la luz de los malos arbitrajes como el de Benítes hace que todos miremos de reojo cada vez que un árbitro “se equivoca, sin querer queriendo”.
“Estábamos advertidos. Cada vez que había un rebote o alguien entraba al área nos decían que no los toquemos. Yo tenía el brazo pegado al cuerpo y así y todo cobró penal. Una lástima. Este tipo de cosas le hacen muy mal a todos, al fútbol y a las ilusiones de un montón de chicos” finalizó.