Melody Cocha tiene 10 años y vive en El Jagüel, provincia de Buenos Aires. Desde hace un mes está elaborando y vendiendo ensalada de frutas con el único objetivo de reunir los fondos para cumplir su sueño.
Al menos, su sueño más inmediato: viajar a Misiones para participar en el Torneo Nacional de Patinaje Artístico que se disputará del 6 al 14 de abril en Puerto Iguazú.
Según relató la pequeña deportista a Infobae, desde que tenía cuatro años le pedía a su mamá que la anotara en clases de patín y, cuando pisó por primera vez la pista, se convirtió en su pasión.
Hoy tiene 10 años y más de una docena de medallas ganadas en cada una de las competencias en las que se presentó. En 2023 clasificó para el Torneo Nacional, que tuvo lugar en la provincia de Neuquén, alcanzó el podio y recibió un diploma de honor.
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Este año quiere repetir experiencia en el Nacional de Iguazú, pero sus papás le dijeron que era imposible volver a embarcarse en los gastos que implica el viaje y la estadía, además de los costos de inscripción.
Su mamá es empleada doméstica y su papá trabaja en el Mercado Central.
La patinadora no se rindió y se le ocurrió la idea de vender ensalada de frutas para recaudar el dinero. Prepara entre 20 y 30 frascos por día, con la ilusión de alcanzar el objetivo.
Hace poco más de un mes Melody empezó con su emprendimiento, y está muy entusiasmada porque siguen llegando pedidos. “Está feliz porque todos los que le compraron le dicen que es muy rica la ensalada que hace, y eso la motiva mucho”, contó a Infobae su mamá, Ayelén.
“Esto es lo que más ama, sueña con ser profesora de patín, quiere representar a la Argentina en un Mundial cuando sea grande, y después de angustiarse porque entendía la situación, enseguida se puso a pensar soluciones”
Todos los días, de 8 a 11 tiene entrenamiento, y hasta hace poco su cronograma seguía con un baño antes de ir a la escuela, y al volver hacer la tarea. Ahora que está de vacaciones, divide su tiempo en la preparación de la coreografía para su gran meta y las ensaladas de frutas.
El presupuesto, un desafío
El patinaje artístico implica inversión constante. No es solamente la cuota de las clases, sino todo el resto de cosas que se necesitan: los patines, las medias, las mallas, la confección de los vestuarios, el maquillaje y el peinado. Y hay que tener en cuenta que los niños crecen, por lo que lo usan un año no siempre les entra al siguiente.
“Los patines profesionales usados cuestan entre 600.000 y 700.000 pesos, y los que hoy tiene Melody como máximo se pueden revender a 200.000, o sea que para cambiárselos tendríamos que tener 500.000 más, y aunque le salgan ampollas porque le empiezan a quedar chicos ella los va a seguir usando porque son los que tiene, aunque ya necesitaría un talle 38”, expresó Ayelén.
La madre de Melody lamentó que, junto a los muchos comentarios positivos sobre la difusión del emprendimiento de su hija, también recibieron críticas dolorosas a través de las redes sociales.
“Si la gente nos ataca por vender ensalada de frutas, si pidiéramos unos patines directamente no sé qué nos dirían. Los que atacan a una nena que no busca que le regalen nada, sino que se lo gana con su esfuerzo, no entienden este deporte ni los sacrificios que se tienen que hacer”.
Ayelén recurre entonces a la frase que le dijo su propia hija: “Mamá, como dicen, ‘vergüenza es robar’, no hay que tener vergüenza de vender potes de ensalada”.
Para poder competir en Iguazú en abril se debe abonar una licencia, un seguro y una inscripción, que en suma da un total de 130.000 pesos, y por otro lado deben recaudar lo necesario para los pasajes, la comida y el hotel.
“Hace poquito una papelera le donó los vasitos para las ensaladas, y está re contenta porque eso también era un presupuesto; con mucho esfuerzo está recaudando más o menos 15.000 pesos por día, y gracias a eso estaríamos llegando a cubrir los costos de inscripción”, dice con optimismo Ayelén.
Fuente: Infobae