En diciembre del año pasado, con la publicación del decreto 2158/2023 en el Boletín Oficial, empezó a regir en Misiones la Ley Provincial XIX – N° 49, que establece que los comercios gastronómicos obligatoriamente deben contar con cartas y menús en Braille; una medida para garantizar la accesibilidad de personas con discapacidad visual.
A raíz de esto, PRIMERA EDICIÓN comenzó a buscar quiénes brindan el servicio de transcripción al Braille y cuánto cuesta ese trabajo, fue así que dio con Misiones Braille, el único emprendimiento que trabaja con “soluciones inclusivas”: transcribiendo las cartas y otros documentos y asesorando a los comercios.
Así lo contó David Babi de Misiones Braille en diálogo con este Diario. “Como emprendimiento es el único. Hay lugares o instituciones que tienen las herramientas para hacerlo, pero no lo brindan como un servicio a privados como por ejemplo el Centro del Ciego ya que son instituciones más bien educativas”, señaló.
El joven emprendedor contó que, si bien muchos negocios comenzaron a consultar a partir de la norma comenzó a regir, “creemos que la mayoría se va a empezar a acercar en febrero y marzo, ya que están especulando con los precios”, explicó.
En ese sentido, cabe destacar que, según el plazo establecido, en marzo los locales gastronómicos deberían regirse por la norma. Los que no cumplan con el requisito, podrían recibir sanciones económicas o de otro tipo. De ahí que todos podrían acatar la norma sobre la hora, como mencionó Babi.
“Nos sorprendió el decreto, pero no nos tomó desprevenidos, ya estábamos preparándonos. Además, venimos teniendo charlas con el Ministerio de Acción Cooperativa que es la autoridad de aplicación. Si bien creemos que en febrero y marzo van a empezar todos a moverse esto nos dio un empujoncito nuevo y la verdad es que nosotros ya estábamos preparados, ya teníamos cerrado el tipo de producto que íbamos a ofrecer”, agregó.
Procedimiento de transcripción
En cuanto al procedimiento de transcripción, según lo explicó Babi puede ser de dos maneras: de forma artesanal con regleta y punzón; y a través de máquinas de escribir.
“La regleta tiene cuadrados o celdas para hacer los puntos… vos con un punzón hacés los puntos y vas perforando. Cuando terminás la sacás y queda escrito del lado contrario. Después están las máquinas Braille que son las máquinas de escribir comunes pero tienen seis punzones que del lado de abajo van punzando la hoja hacia arriba”, explicó.
Es así que Misiones Braille cuenta con una máquina de escribir Perkins que se fabrica en Estados Unidos.
Además de eso, también imprimen menús con macrotipografía: un diseño tipográfico pensado para personas que quizás no tienen ceguera, pero sí un grado de discapacidad visual o baja visión; y asesoran a los negocios en materia de inclusión.
“El procedimiento es el siguiente: primero se imprime el menú en macrotipografía… una vez que nos lo enviaron y nosotros hicimos nuestro propio diseño, imprimimos sobre la misma hoja que hicimos macrotipografía. Respecto a cuánto tarda: el macrotipo es una impresión en tinta tradicional solo que con un tamaño de fuente más grande. La transcripción a Braille depende de la cantidad de hojas, es como la taquigrafía… cuanto más trabajo tenés, más ritmo le agarrás. Yo escribo desde los 6 años, entonces para mí no es algo que lleve tiempo”, afirmó.
Una vez que la carta está terminada es leída y probada por otra de las integrantes de Misiones Braille. “Somos cuatro personas: yo me encargo de la transcripción al Braille, José Blanco es el diseñador que hace la macrotipografía y la adaptación de los menús que nos mandan (tratamos en lo posible que no se pise la tinta con el Braille… si llega a pasar no pasa nada, pero es una cuestión estética). Después, Sergio Álvarez que se encarga de la parte de comunicación, ventas y difusión. Y finalmente está Lucía Velázquez, que es comunicadora social y la encargada de testear los menús para verificar que sean legibles y no tenga errores”.
“Somos los más interesados que se cumpla ”
En cuanto a los precios, David destacó que es algo que se conversa con cada cliente ya que se tiene en cuenta qué necesita, cuántas cartas quiere y si es un pequeño emprendimiento o un gran negocio.
En todos los casos, “tratamos que sea lo más accesible posible entendiendo el contexto”.
No obstante “buscamos también que sea rentable, tener nuestra ganancia como emprendedores y que valga la pena hacer el trabajo”, indicó.
En ese sentido, dejó en claro que ellos como usuarios y personas con discapacidad visual son los principales interesados en que todos los comercios puedan incorporar sus cartas y menús en Braille. Es por eso que el tema precios es algo negociable.