Es fin de año, no el fin del mundo, podemos bajar un poco la velocidad, mirar más tranquilos y reflexionar cómo hacer para mantener más allá del mes de enero, eso que queremos lograr.
Hoy 1 de enero, no solo comienza un nuevo año, sino que, desde 1968 se celebra el Día Mundial de la paz, esa paz que todos deseamos y que pareciera cada vez más lejana. No solo por el horror de la guerra, sino en la diaria, en la convivencia cotidiana, con la pareja, amigos, en el trabajo o en el club, que se desafía momento a momento.
Albert Einstein decía que había una pregunta que era la más importante porque dependiendo de cómo la respondiéramos así sería nuestra manera de vivir.
La pregunta de Albert Einstein refería a cuestionarnos desde qué lugar vivimos la vida: si lo hacemos desde el convencimiento que el mundo es hostil o, por el contrario, si consideramos que el universo es un lugar amigable y amoroso.
La diferencia en nuestra calidad de vida está en esa respuesta: quien viva desde la creencia que el mundo es hostil, tendrá miedo, se sentirá pequeño, insignificante, estará constantemente quejoso, en alerta y a la defensiva. En cambio, quien viva convencido que el universo siempre conspira para bien, sentirá confianza y alejará el miedo.
Lo contrario del amor, no es el odio, es el miedo.
Hoy los invito a bajar la velocidad y que, entre esos propósitos para este 2024 incluyan la paz, esa que se construye entre todos y que puede fortalecerse revisando creencias.
La mayor parte de nuestros miedos -a no gustar, a no encajar, a cometer un error- son creaciones de la mente humana. Cuando uno se reconoce como causa de sus propios miedos, queda automáticamente habilitado y con el poder para comenzar a transformarlo.
Y podemos transformarlo porque ese miedo que nosotros generamos es consecuencia de la falta de amor. Cuando una persona, convencida que el universo es un lugar amoroso, ama la vida y ama a los demás, se ama a sí misma. En ese momento, le gana al miedo.
Cuando alguien se siente querido, valorado, apoyado y acompañado es más fácil lograr la paz.
Dejemos de vivir desde el miedo porque resulta destructivo, animémonos a soñar y pasemos a la acción.
El 80% de nuestras acciones y reacciones cotidianas están manejadas desde la emoción del miedo, lo hemos naturalizado creyendo que es el estado normal del ser humano, un estado de supervivencia constante.
Vivamos la paz y el amor que seguramente resonaron en nuestros corazones con la llegada del niño Jesús como una responsabilidad personal. Procuremos la paz en cada pensamiento, en cada deseo, en cada palabra. Esta paz que es condición indispensable para una mejor humanidad.
Tomemos las riendas, decidamos desde la esperanza, elijamos desde el amor y plasmemos en acciones cada una de las 365 oportunidades que este 2024 nos trae de regalo.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
IG: valeria_fiore_caceres