En esas fechas, mis pacientes siempre suelen traer temáticas dignas de un especial navideño. Y es que hay gente a la que le encanta la Navidad y siente que estas fechas son de amor y paz, pero para muchos otros estas semanas suponen un verdadero reto para su salud mental. La Navidad es una época llena de experiencias repleta de magia y de ilusión. Todas estas experiencias conllevan emociones en los adultos y en los niños, aunque en un primer momento, todos asociamos la Navidad a emociones positivas y negativas.
La Navidad es una época de grandes emociones porque las vivencias son más intensas.
Nuestros niveles de estrés aumentan en estas dos semanas estamos expuestos a una gran número de estímulos visuales auditivos, aglomeración, interacción, prisas, gastos, reflexiones de cierre de año, recuerdos melancólicos.
Podemos escuchar que existen diferentes síndromes en estas épocas, entre ellos algunos de los más nombrados son:
El síndrome de la festividad navideña, se refiere por el estrés producido por el exceso de consumismo, la obligatoriedad de estar felices, reencontrarnos con personas que no nos caen bien o con las que tenemos conflictos, las elevadas expectativas con los preparativos, o la presión social de que todo tiene que estar perfecto.
El síndrome de la silla vacía consiste en sentirse solo, pasarlo mal por la ausencia y la añoranza de un ser querido. Suele suceder al tener a personas queridas o familiares hospitalizados, ser inmigrante, estar privado de la libertad, tener muy pocos recursos básicos, estar pasando por un proceso de duelo.
Consejos para disfrutar de esta época festiva
Compras: las investigaciones han demostrado que la mayoría de nosotros prefiere recibir un regalo que haya costado tiempo y esfuerzo, que uno que cueste mucho. Lo que cuenta es el pensamiento más que la etiqueta del precio. Así que en lugar de quemar la visa, date un tiempo para pensar en las personas a las que quieres regalar y priorizar los regalos de experiencias o con simbolismo.
Reduce las expectativas: no tiene que salir a la perfección ni como salió el año pasado.
Aprende a priorizar: hazte caso, respeta tus necesidades y mantén en equilibrio la energía que caracterizan estas épocas festivas, no se puede estar en misa y ¡predicando!
Crear tradiciones: una oportunidad para estar cerca de los que están y de los que no están. Recordar los buenos momentos vividos con ellos, recuperar tradiciones que ellos impulsaban, crear nuevas tradiciones con los que están.
Obsérvate en los excesos y cultiva la introspección: si ves que te pasas con la comida o el alcohol, piensa en qué emociones estas tratando de evitar. Trata de generar espacios para mirarte dentro, en el lugar de taparlo.
No te impongas estar feliz todo ¡el rato! venimos de unos años muy duros, cerramos el año y esta estación no es la más brillante para nuestra salud mental, acepta que las navidades son una montaña rusa emocional.
Y en relación a los niños en la familia. La noción de un hombre que vuela alrededor del mundo en un vehículo tirando renos, entrar en las casas de la gente a través de sus chimeneas y la entrega de regalos; todo ello en el lapso de una sola noche, es altamente improbable. Sin embargo, el mito de Papá Noel es una larga y poderosa tradición para muchas familias y puede reforzar los buenos valores. Pero entonces regalos ¿sí o no?
El arte del regalo, ese deseo de agradar qué tan agradecido es con los pequeños, porque da el privilegio de asistir al espectáculo de su sorpresa, puede hacer descarrilar las mejores intenciones.
Hay psicólogos que aconsejan aplicar la regla de los 3 regalos: uno que los niños deseen, uno para leer y uno que realmente necesiten. ¿Razonable? Más que como receta, la pauta está bien como actitud frente al ¡exceso! Cuanto menos botón, menos pilas y menos instrucciones, mejor.
Que el motor sea la creatividad. “Un juguete que causa furor entre los niños pequeños es La Tabla Curva. Ofrece muchas posibilidades”.
1. Algo que necesiten:
¿Una mochila o un nuevo estuche para pinturas por qué no puede ser un acierto? A veces lo que necesitan coincide con lo que quieren.
2. Algo que deseen
Papá Noel debe examinar la carta, leerla con criterio y elegir. “No hay juguetes neutros. Mejor una bicicleta, un juego de mesa, una caña de pesca o un kit de pintura”.
3. Algo para leer
No hay como llevarles a una librería para fomentar en ellos el gusto por la lectura y por las manualidades. De ahí saldrán buenas ideas de regalos para pedir. Los libros, mejor de papel.
Otra cuestión de la Navidad
Cada vez son más los padres que se cuestionan hasta qué punto está permitido, o es sano dejar a sus hijos fantasear. Debo o no debo decirle a mi hijo que Papá Noel ¿no existe?
Estas creencias, como la de Papá Noel o los Reyes Magos, fomentan en el niño la imaginación, creatividad y fantasía, capacidades que favorecen su desarrollo y crecimiento. A través de la imaginación, el niño crea su pensamiento mágico, a través del cual adquiere herramientas, estrategias, y recursos desde la fantasía, que posteriormente le permitirán desenvolverse en la realidad con un mayor entrenamiento y seguridad.
Creer en Papá Noel y en los Reyes Magos, en etapas entre los 2 y los 7 años genera emociones positivas, individual y familiarmente. La ilusión genera alegría, nervios, unión y fomenta un sentimiento de bienestar en el niño y favorece un crecimiento emocional y psíquico recomendable. A través de la fantasía, la creatividad, el niño juega, resuelve, practica, crea, entrena para la vida.
Colabora Cecilia Castillo
Lic. en Psicología
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