El cuerpo nos habla: esta época es especialmente sensible para muchas personas, todos tenemos ese recuerdo de alguien querido, ese deseo de estar cerca “de…” y no poder hacerlo. Ya sea por el recuerdo o las ausencias, suelen aparecer lágrimas que se reflejan corporalmente, pero si lo sabemos podemos tomar ciertas medidas para disminuir el efecto.
Más que nunca elige un plan de acción programado en valorar y valorarnos, no suponer que “me invitan por compromiso”, no imaginar, no anteponer que la pasará mal.
El pensamiento positivo y agradecimiento deben ser prioridad porque incluso estar solos o alejados de los seres queridos puede ser una oportunidad para generar nuevos vínculos hasta con nosotros mismos.
Los niveles de azúcar en sangre, glucemias altas, presión arterial alta, dolores óseos, contracturas, todo parece exacerbarse y todo sentimiento empieza a manifestarse con diferentes síntomas.
Muchos vienen al consultorio y manifiestan sus dolores ocultos por “tal o cual” situación. Tengo pacientes a los cuales escucho pensar que no son de corazón bienvenidos y aceptados, permitiendo que esto los aparte de buenos momentos. No se justifica el tiempo perdido en estar enojados, no supongan, aprendan a recibir afecto más en estas fechas en que todos tenemos más voluntad y deseos de compartir.
Tratar de realizar actividades programadas, no dejar que la soledad nos invada haciéndonos sufrir, coordinar con grupos o gente sola para aprender a aceptar la realidad y sostenerse de otras personas que puedan ayudarnos. También brindar ayuda comunitaria, participar de grupos donde la espiritualidad nos fortalezca solos o en compañía, lo elegimos desde el estar bien.
Disfrutar de pequeños ritos, mimos, salir, estar en contacto con la naturaleza y sobre todo enfocarnos en lo que tenemos, aceptar las diferentes situaciones desde el amor y cuidado que tengo hacia mí.
El cuerpo sufre según el órgano débil, como les dije: presión arterial alta o glucemias altas, ni que decir dolores articulares. La emoción genera un cambio hormonal positivo o negativo.
Muchas veces, cuando nos asustamos por algo sentimos ese dolor en el pecho o el estómago, hay un pico adrenérgico que si disminuye no ocasiona nada malo, es normal la situación de alerta, pero si se mantiene sí altera cortisol con la movilización del resto de las hormonas y ocurre la reacción sostenida que puede manifestarse y perjudicar.
La respiración profunda, pausada, sostenida, es una gran aliada para lograr el equilibrio. Las infusiones relajantes de valeriana, tilo, pasiflora o simplemente el agua ya es una gran aliada.
El cambio de posición, buscar un lugar dónde poder relajarse y disminuir la tensión, conocerse y aprender a tomar las herramientas que conocemos nos ayudarán a estar mejor.
Acuérdense del ¡cortisol! Las hormonas están entrelazadas, la adrenalina altera el páncreas, hígado, músculos, todo. Simplemente con la respiración y las infusiones tibias ya las ayudo a regular y así disminuyo el foco del órgano débil.
Es así de fácil. Conocernos es la clave para un mejor estilo de vida.
La Navidad representa el amor más puro y sincero, solo si hacemos las cosas desde ese punto podemos aprender a practicar el no juzgar, no malinterpretar, no suponer. La salud mental es aceptarnos y brindarnos desde el amor, es la mejor manera de tener salud física.
Celebremos la Navidad con agradecimiento a la vida. Bendecida y feliz Navidad.
Marcela Campias– Médica Clínica- Whatapp: 3764413607 –
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