Solo uno de los tres policías detenidos en el marco de la investigación por el femicidio de la docente Mirta Carmen Rosa (47) declaró ayer ante el juez de Instrucción 1 de Posadas, Marcelo Cardozo. Se trata del sargento José María Bernal (43), quien se desligó de las acusaciones en su contra manifestando que “nunca se cruzaron con la víctima el día del crimen”.
En tanto que un segundo efectivo investigado, el suboficial Adrián Borda (43), se abstuvo de brindar su versión de los hechos ante el magistrado.
Por su parte, el tercer sospechoso integrante de la fuerza, el subcomisario Emilio Federico Broemser (39), declararía entre hoy y mañana, teniendo en cuenta que aún no designó abogado.
Luego de finalizar la audiencia indagatoria, el juez Cardozo imputó a Bernal y a Borda por “homicidio simple”, por lo que continuarán bajo arresto.
Los tres uniformados fueron detenidos el pasado sábado, luego de un pedido del Tribunal Penal 2 (el 23 de agosto de este año) para que sean investigados como posibles coautores del femicidio de Mirta Carmen Rosa en febrero de 2013 en Garupá. La orden para su aprehensión la emitió Cardozo.
Los tres efectivos cumplían al momento del crimen funciones como investigadores de la Unidad Regional X. Están sospechados además, de “apremios y torturas” a Walter Rubén Da Silva Velázquez (“Chinito”) e “incumplimiento de deberes de funcionario público y falsedad ideológica”.
El pedido de investigación fue parte del fallo de los jueces Gregorio Augusto Busse, César Antonio Yaya y Fernando Luis Verón (subrogante) con el que condenaron a los expolicías Aníbal Aldo Gabriel Villalba (36) y Luis Albino Rotela (44), fueran condenados por el delito de “abandono de persona” a penas sin prisión efectiva de cuatro y dos años respectivamente.
El pedido del Tribunal
El Tribunal, al pedir que siga la investigación, pretende que se intente esclarecer si los tres efectivos de la Brigada Investigaciones de la UR-X fueron los responsables directos de la muerte de Rosa, la golpearon hasta que le estalló la vejiga y le partieron el cráneo y el rostro.
Hasta el momento y tras el juicio de agosto, se estableció que Villalba y Rotela abandonaron a la mujer con una patología en su salud mental en el barrio Los Potrillos de Garupá, asustada, descalza, embarrada y mojada, y se intentará esclarecer si ella se cruzó con los ahora detenidos que, según testimonios, estaban golpeando a un joven judicializado por reiterados robos y al que querían arrancarle la confesión sobre objetos robados a vecinos de la zona y “mejicanearlos” (“Chinito”). Según la sospecha, al verla la atacaron a golpes y quitaron la vida, dejándola tirada en el descampado, potrero de fútbol de Garupá.
El subcomisario Broemser y el sargento Bernal declararon en el citado juicio. Bernal aseguró que la mañana del 14 de febrero de 2013 se trasladaron a Garupá para retirar de la celda a un joven conocido como “Chinito” y que les indicara dónde y a quién había entregado elementos robados. Aseguró que no vio a la víctima cuando fueron al barrio Los Potrillos, a las 14 aproximadamente. Su compañero Borda en cambio, dijo en el expediente que fue a las 16 y Broemser, a su turno, resaltó que esto ocurrió a las 15.
Lo curioso es que en los registros firmados, el oficial a cargo de la patrulla, Broemser, sostuvo que a esa hora fueron al barrio Madariaga, lejos del barrio Los Potrillos.