Las elecciones presidenciales dejaron resultados concretos que encaminan al país hacia una nueva etapa que, en sus inicios, promete ser muy complicada.
Pero para llegar a las elecciones debimos transcurrir una campaña que no solo dejó en evidencia la pobreza de la oferta electoral, sino que también precisó del empleo de maniobras cuyos efectos comienzan a sentirse con fuerza en la recta final del año.
Algunas de las decisiones que tomó el oficialismo en campaña y que fueron validadas por el Congreso de la Nación, como la virtual eliminación del Impuesto a las Ganancias, afectan en grande la recaudación nacional y, por ende, la de las provincias, principales víctimas de una campaña en la que se privilegió el “qué” antes que el “con qué”.
A propósito, un reciente informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), refiere que en noviembre la coparticipación cayó más que en octubre, con una baja del orden del 13,6%, diferencial explicado por la reforma del Impuesto a las Ganancias. El problema radica en que esos fondos ya no volverán y alguien debe compensar la “pérdida”. En ese sentido, hay temor entre las empresas por una suba de los Ingresos Brutos.