Transmite paz. Esa es la sensación que siempre sentí cuando entré al Santuario de Schoenstatt, en el patio del Colegio Mariano. Debe ser que los que aprendimos a leer y a escribir en el colegio también construimos un vínculo muy especial con el santuario.
Desde preescolar hasta cuarto grado, en mi caso, íbamos siempre. Cuando teníamos que ir y cuando no, también. A rezar, a agradecer o a cumplir con los compromisos curriculares de aquellos inolvidables años de nuestra niñez. Y de ahí en adelante, siempre hay tiempo para entrar al patio del colegio y visitar el santuario para saludar a la virgencita.
En estos días, el martes 21, exactamente, el Santuario de Schoenstatt, establecido en Oberá, cumplió 67 años. Casualmente, hace algunos días recordamos con mamá varios momentos coincidentes de nuestros días en el colegio -ella estudió ahí desde jardín hasta que se recibió de maestra- con el santuario como una de las referencias.
Está ubicado en el Colegio Mariano, de Oberá. Se inauguró el 21 de noviembre de 1956 y es una réplica del original emplazado en Alemania. Existen al menos unos 200 esparcidos en los cincos continentes. Este centro espiritual es para todos los habitantes de Misiones y para quienes quieran visitarlo.
Una resumida historia indica que el punto de partida para la construcción fue el 24 de septiembre de 1956. “El constructor fue el señor Anton Schmitz y los propios alumnos colaboraron en la excavación de los cimientos. En los recreos, acercaban los ladrillos que algunos hasta traían de sus casas. Con la colaboración de los habitantes de Oberá se veían crecer los muros día a día”, relataron desde Schoenstatt Oberá.
“Con alegría, mucho esfuerzo y oración, en dos meses se logró finalizar la obra y el santuario fue bendecido el 21 de noviembre de ese año, en la Fiesta de la Presentación de María”, agregaron desde la cuenta de esa red social. Con los años, el santuario se convirtió en el corazón del Colegio Mariano y en la actualidad es uno de los 20 que hay distribuidos por la geografía argentina.
Reseña de la obra
Las religiosas que llegaron en 1949, se dedicaron a la educación, y lentamente fue surgiendo el Colegio Mariano, en pleno centro de la ciudad, frente a la actual Catedral San Antonio. El 21 de septiembre el sacerdote José Kentenich llegó a Posadas y el 22 del mismo mes, arribó a Oberá, donde fue recibido con alegría por las Hermanas de María y los vecinos del pueblo.
En conversaciones con sacerdotes del Verbo Divino, les manifestó su interés en erigir un centro espiritual en el Noreste Argentino. Conoció un terreno en Posadas y regresó a Buenos Aires el 30 de septiembre. En enero de 1956, las Hermanas manifiestan su anhelo de tener un Santuario en Oberá.
Muchos impedimentos surgieron en ese momento, pero Dios elige lo pequeño y, si es su plan, se preocupará también por su realización, pero, exige también la fe y la colaboración humana. En julio de 1956 llegó la carta de la Hermana Úrsula, Superiora Provincial, que entre otras cosas dijo: “Si quieren un Santuario en Oberá, apresúrense”.
El mismo día se despachó una carta a Monseñor Francisco Vicentín, Obispo de Corrientes y de Misiones, pidiendo la autorización para la construcción.
Al tener la aprobación, el 24 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de la Merced, se colocó la piedra fundamental y se inició la construcción en el amplio patio del Colegio. En uno de sus mensajes, el padre José Kentenich señaló que: “Misiones, con su naturaleza pujante, será un floreciente Jardín de María”.
Al tener la aprobación, el 24 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de la Merced, se coloca la piedra fundamental y se inicia la construcción en el amplio patio del Colegio. El constructor fue Anton Schmitz y los colaboradores, los alumnos de la institución.
Colaboración: Juan José García