Aunque no judicializada pero si confesada a su padre acerca del crimen que cometió contra su abuelo, fue fundamental para el rápido avance que tuvo la investigación por la muerte de Gumercindo Fernández (71). El caso ocurrió en marzo de este año y ya se encuentra cerrada la pesquisa.
Según pudo saber este Diario, la defensa de Marcos Ramón Fernández de 18 años, aceptó un juicio abreviado por haber matado a su abuelo. En las últimas semanas la Fiscalía de Instrucción 5 de Leandro N. Alem a cargo de María Gisela Casafús de Castro, ofreció al imputado y a su defensor abreviar al proceso. El acusado dio su conformidad y firmó una pena de 15 años de prisión de cumplimiento efectivo.
En los detalles del acuerdo entre las partes al que accedió PRIMERA EDICIÓN, la fiscalía hizo lugar a una atenuación de pena, puesto que el joven había sido víctima de maltratos de parte del abuelo, según señalaron las fuentes. En este sentido es necesario recordar que la pena que establece el Código Penal por el delito de homicidio oscila entre los 8 a los 25 años de prisión, pero si fue cometido a su ascendiente o descendiente como fue este caso, establece la “reclusión perpetua o prisión perpetua”.
Junto con la elevación a juicio en el expediente caratulado como “homicidio calificado por el vínculo”, el Juzgado a cargo de Selva Raquel Zuetta adjuntará el pedido de juicio abreviado del acusado.
Todo será girado al Tribunal Penal de Oberá para que quede a consideración de los magistrados. En este punto es central el análisis que hagan de la atenuación de pena y los años por los que fue acordado el juicio abreviado. Podrán hacer lugar y homologarlo, o rechazarlo.
La escena de muerte se desató en el Paraje Las Campinas, precisamente en el lote 188 y a unos 20 kilómetros de la zona urbana de Cerro Azul. Eran las ocho de la mañana del 16 de marzo pasado, cuando el joven ya en su vivienda le dijo a su padre que había matado a su abuelo y que ahora se iría a dormir. El hombre no le creyó, pensó que se trataba de una broma.
Pasaron las horas y en un determinado momento el hombre intentó contactarse por teléfono con su padre pero no lo logró. Al día siguiente se dirigió hasta la vivienda del Paraje, donde lo encontró en el suelo, sin vida y con un disparo en la cabeza. Avisó a la policía y cuando el personal de la comisaría llegó al sitio les contó que probablemente el autor del homicidio era su hijo porque se lo había confesado el día anterior. Salieron a buscarlo y lo encontraron cerca de su casa, en el barrio La Gloria de Cerro Azul.
Las pericias en el lugar del crimen determinaron que Gumercindo Fernández tenía en la zona del ojo izquierdo un orificio de entraba sin salida producido por un proyectil. Incautaron un rifle de aire comprimido modificado para balas calibre 22, arma que ya se presumía fue con la que le disparó a su abuelo. Cuando los policías lo aprehendieron él se mostraba sereno, no mostraba signos de congoja por lo que había hecho, según se supo de la investigación.
Cuando fue trasladado para indagatoria se abstuvo de declarar. Pero la hipótesis que manejaba la justicia era que discutieron por un juego de cartas. Descartaron que hubiera habido alcohol de por medio, puesto que el abuelo no bebía, pero cabía la posibilidad de una negativa del abuelo a darle dinero para comprar una caja de vino.