“A mi hermano lo detuvieron por desacato y durante diez días estuvo en la comisaría”. Tamara Aldana Barboza es hermana de Ángel Exequiel Barboza, hallado sin vida ayer a las 7 por el llavero de la comisaría Primera de San José, alertado durante el recambio de guardia.
Ángel tenía 23 años y domicilio en el barrio Nuevo La Tablada de dicha localidad. Según la versión de la Jefatura de Policía, fue detenido el jueves 5 de octubre por la noche por “desobediencia judicial, lesiones y violación de domicilio”, e informaron desde la Unidad Regional VII de Apóstoles: “Barboza fue encontrado sin signos vitales en la celda que compartía junto a otros tres detenidos”.
“A mi hermano lo detuvo la policía en la plaza del barrio el jueves (5 de octubre), no estaba haciendo nada malo, estaba tomando mate y se lo llevaron demorado porque no tenía el documento encima. Hasta el otro día a la mañana no supimos nada, fue mi papá el que preguntó por él y fue a la comisaría. Ahí le dijeron que estaba detenido por desacato y violación de domicilio”, relató a PRIMERA EDICIÓN Tamara Barboza ayer.
Amplió en medio de la desazón y perplejidad por lo sucedido: “Ese mismo día le dijeron a mi padre que no podíamos verlo, que solo los domingos se permitían visitas. Dos días después mi papá pudo y ya estaba mal, no comía, estaba lastimado y no le explicaron por qué seguía detenido. Todos los días siguientes le llevamos cosas pero no nos lo dejaron ver”.
“El domingo (15 de octubre) lo volvió a ver mi papá y le llevó comida, agua y gatorade para que se recupere, pero ya no podía ni levantar la mano, ni hablaba, estaba totalmente dopado, quieto, flaquito, sin fuerzas para comer”, agregó.
“Antes de irse mi papá les pidió por favor, les imploró a los de la guardia que lo observaran y avisaran si estaba muy mal. Les dejó el gatorade y comida y les aseguraron que se lo darían, que se quedara tranquilo. (…) Al otro día lo llamaron pero para avisar que lo hallaron muerto”.
El resumen de Tamara Barboza se contextualiza con las horas previas a la muerte de su hermano bajo la potestad de detención de la comisaría de San José.
El sábado, Ángel Exequiel Barboza fue llevado de urgencia desde San José al Hospital de Rehabilitación en Salud Mental “Ramón Carrillo” en Posadas porque los incidentes violentos en la celda aumentaron y se temía lo peor, que el joven de 23 años atentara contra su vida.
El traslado fue solicitado para que observaran, diagnosticaran y tomaran las medidas de cuidado necesarias para Barboza. Los estudios se realizaron y el muchacho fue estabilizado. Sin embargo, no se informó hasta anoche y resulta polémica la decisión que se tomó el mismo día, cuando lo devolvieron a la celda de la comisaría de la Unidad Regional VII con los demás detenidos.
Según fuentes consultadas por este Diario, Barboza el viernes fue trasladado de urgencia al hospital de San José, donde lo medicaron, sedaron y retornó a la dependencia policial, hasta que el efecto habría desaparecido y el brote con rasgos de esquizofrenia fue aún mayor.
El juez de turno, por estos días y en esta jurisdicción, es Miguel Mattos (Juzgado de Instrucción 7 de la Primera Circunscripción Judicial), quien ordenó de inmediato el traslado del cuerpo a la Morgue Judicial en Posadas para la autopsia que se realizará hoy y que tendrá como determinante los análisis biológicos a las muestras que se tomen al cadáver para determinar los medicamentos que le inyectaron a la víctima.
En cuanto a la detención de Barboza, no se determinó aún qué delito o sospecha recaía sobre el joven.
Su hermana fue directa: “Ángel no tenía pareja ni hijos, él vivía con mi madre y padre, los ayudaba a ellos, no tenía ninguna orden de restricción o acercamiento, no se metió en el domicilio de nadie. No sabemos nada, lo tuvieron lastimándose diez días en la comisaría, una locura lo que sufrió. Ángel no estaba medicado con anterioridad, se le desató la patología en la celda. No dejaron que mi padre lo viera antes, en diez días solo los dos domingos por la tarde le permitieron tomar contacto directo”.
“No tenía fuerzas para levantar la mano y agarrar el vaso que le ofrecía mi papá el domingo, estaba dopado, flaco, sin comer, no podía ni hablar, queremos saber qué le hicieron, qué le dieron y por qué no lo internaron, por qué lo dejaron morir así”.