El Cáncer de Mama es una problemática que atañe a toda la sociedad, no solo a las personas que se enfrentan a la enfermedad. Dicho eso, una de las barreras más importantes y poco mencionadas, que deben afrontar no solo las mujeres que tienen la patología, sino los médicos y la Salud Pública, son los intervalos de tiempo que pasa entre que la mujer se nota algo en la mama; hasta que decide consultar y, cuando consulta, los intervalos de tiempo que pasan entre la primera consulta hasta el diagnóstico y del diagnóstico hasta el tratamiento.
Si bien conocer y analizar cómo son estos intervalos de tiempo en el país, es fundamental para dar una mejor respuesta a la enfermedad, se trata de una información que casi no se conoce. “Casi” debido a que sí existen algunas investigaciones que, a su vez, revelan que esos intervalos de tiempo no son manejados de manera óptima.
Según lo explicó el médico miembro de Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC), Pablo Mandó, a PRIMERA EDICIÓN, en base a una investigación reciente, el período de tiempo que pasa entre que una mujer es diagnosticada con cáncer de mama, hasta que accede a un tratamiento oncológico es de aproximadamente 64 días en el sector privado, es decir, si se atiende en un sanatorio y tiene cobertura médica. Y, en el hospital público, el tiempo aproximado es de 130 días.
La enorme diferencia tiene que ver, entre otras cosas, con que el sector público naturalmente tiene mucha más demanda.
A su vez, ambos tiempos aproximados no son los ideales ya que, según instituciones, el tiempo ideal (o más bien estándar) es de 45 días.
“Dependiendo de cómo funciona cada sistema de salud, se demora más o menos tiempo, es decir, es diferente si yo voy a una salita y después me derivan al hospital central a que si yo voy directo al hospital central. Los tiempos son importantes. Una investigación nos propuso sobre cómo varían los intervalos de tiempo siendo el primer dato importante que cuando son más largos los intervalos de tiempo, el diagnóstico va a llegar en un estadío más avanzado”, explicó el médico.
Tiempos personales: otro desafío
Los tiempos personales que maneja cada paciente también son vitales para tratar la enfermedad. En principio, según el médico, no todas las mujeres se hacen los chequeos anuales y no todas las mujeres perciben el síntoma y acuden inmediatamente al médico.
Eso mismo por muchos factores, de los cuales quizás el más importante es el miedo que genera la posibilidad de tener cáncer. Sin contar el hecho que la mamografía, y (de ser necesaria) la punción, son procedimientos que implican una cuota de molestia y dolor.
Para remediar estas barreras temporales, el doctor Mandó apuntó a que hay que seguir reforzando las tareas de concientización para que no haya mujeres que por miedo o desconocimiento no quieran ir al médico.
“Para mejorar la atención es clave mejorar los intervalos de tiempo, incluso los personales y para eso la concientización es fundamental, para que no tengamos mujeres que pasan años hasta que se controlan porque tiene miedo”, agregó.
Y por otro lado, de forma urgente, contar con datos sobre cómo se gestionan esos tiempos a nivel país.