El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) presentó un informe con los resultados de un análisis de la incidencia de las evaluaciones educativas en el país. El objetivo fue plantear la necesidad de políticas públicas, pensadas a mediano y largo plazo, donde se planifiquen pruebas generalizadas y cómo se aplicarán sus resultados en materia de acciones concretas desde el Estado.
Una “crisis educativa”
Cabe mencionar que, entre los resultados compartidos por esta institución, reiteran que los estudiantes han tenido un desempeño por debajo de lo satisfactorio en áreas prioritarias como lengua y matemática. Sumado a esto, se encuentra la crítica de sectores políticos sobre las pruebas estandarizadas y evaluaciones internacionales, donde muchas veces no consideran cuestiones que hacen a las particularidades de cada jurisdicción, la realidad regional y problemáticas puntuales de esa escuela, las cuales influyen en el aprendizaje.
Sin embargo, durante la presentación se defendió la importancia de este tipo de medición ya que permite un muestreo para medir los déficit y logros conseguidos en lo pedagógico. Por ello, apuntan a incluso reforzar las pruebas generalizadas en un plan de 10 años, donde se vea la posibilidad de no solo evaluar la última instancia del nivel educativo, como sexto grado y quinto año de secundaria, sino que se considere incluir pruebas durante el cursado de la primaria (como en tercer grado) y al inicio de la secundaria.
Medidas a tomar
Esta propuesta se considera en un contexto de pospandemia, donde fue notable la crisis educativa puesta en evidencia en los resultados de evaluaciones como las Aprender. Es así que, teniendo en cuenta un proceso de una década a futuro para fortalecimiento educativo, plantearon realizar: evaluaciones censales quinquenales para elaborar un mapa nacional de aprendizajes; continuar con pruebas diagnósticos en áreas prioritarias como lengua y matemática, pero cada dos años, tanto en primaria como en secundaria; estudiar también la incorporación de habilidades como la resolución de problemas, el componente emocional y la empatía.
Al hablar de operativos a gran escala, enfatizaron la importancia de coordinar entre Nación y las jurisdicciones las especificidades a considerar a la hora de la recolección de información. Por otra parte, plantearon que es importante incentivar un proceso de evaluación en el aula donde consideran el proceso pedagógico y el rol de los docentes, junto con la comunidad educativa.
Al pensar en una política nacional de evaluación educativa, desde el CIPPEC propusieron considerar que fue importante la aplicación de estas mediciones en las últimas décadas, donde revelaron el panorama de aprendizaje en escuelas primarias y secundarias. En este sentido, consideraron las diversas formas, tanto en formato censal como en muestreo en ciertos grados. El problema se encuentra en que se debe tener en claro para qué se hacen estas evaluaciones educativas y qué hacer con los resultados obtenidos, en materia de acciones desde el Estado nacional.
Una política educativa
En la presentación del informe, el director del programa de Educación CIPPEC, Esteban Torre, instó al debate y la necesidad de generar consenso en materia evaluativa. En el transcurso de tres décadas, analizó que en estas evaluaciones “la frecuencia ha sido impar, las materias y los grados han ido cambiando”.
Respecto a los objetivos, planteó ¿para qué evaluamos?, a lo cual acotó que “se espera que contribuyan a la mejora educativa a través de sus resultados”. Por ello, generaron “recomendaciones para configurar una política educativa de evaluaciones”.