En el período abril-junio de este año, los salarios -en promedio- sufrieron una pérdida en el poder de compra -respecto a la inflación- del 3,5%.Es decir, a pesar de los aumentos nominales conseguidos en paritarias, convenios colectivos de trabajo, negociaciones individuales y demás mecanismos de ajuste, el ritmo inflacionario ha sido superior a la velocidad de ajuste de los salarios, en su conjunto.
Si se analiza, en conjunto, el primer semestre, la erosión real de los ingresos ha sido similar.El proceso de destrucción del poder de compra de los salarios ha llevado a que el salario real esté en los niveles más bajos desde el 2006.
El proceso de deterioro y erosión en el poder adquisitivo ha sido una casi constante desde el año 2017.Esto significa que existe un proceso de pauperización en la calidad de vida del conjunto de la sociedad que impacta directamente en los niveles de pobreza.
Sin embargo, esta situación -a diferencia de lo que podría pensarse de manera intuitiva y en oposición a lo que ha sucedido en términos históricos- no se da con un alto grado de desempleo.
De hecho, la tasa de desocupación alcanzada durante el segundo trimestre de 2023 ha sido del 6,2%, la más baja desde el 2015.
Estos datos no toman en cuenta el impacto que ha tenido en precios -y, por ende, en erosión de poder de compra- la devaluación post PASO del 22% y que ha impactado en una inflación del 12,4% en agosto.
“No es para nada lineal”
Una de las preguntas que surge de esta situación es ¿cómo es que conviven tasas tan bajas de desempleo con procesos de destrucción del salario real y pobreza del 40% -aproximadamente-?
En este sentido, Mariana González, investigadora de FLACSO-CONICET y CIFRA-CTA, explicó al DiarioAr que “no es que hay un deterioro permanente del poder adquisitivo de los ingresos. Hubo un deterioro, pero en un proceso que no es para nada lineal. En particular, los salarios registrados tuvieron una caída muy fuerte durante el gobierno de Mauricio Macri -en especial 2018 y 2019-, lo cual implicó que, en promedio, registraran una caída real de, aproximadamente, un 20% y, con posterioridad -durante esta gestión- no se salió de ese deprimido nivel salarial. El salario real de junio está un punto abajo con respecto a diciembre de 2019”.
“Aun así, llama la atención que los salarios no logren recuperar poder de compra, con una tasa de desempleo baja y con una creación de empleo significativa. En proceso de creación de empleo fuerte es bastante reciente -posterior a la pandemia-. Son alrededor de 1,5 millones puestos de trabajo los que se agregan en términos netos, respecto de finales del gobierno de Macri”, sostuvo la investigadora.
Y agregó: “Sin embargo, hay una proporción significativa que es empleo asalariado no registrado, lo cual impacta en la calidad y en las remuneraciones. En este sentido, se puede destacar que aún en estas condiciones adversas, por las sucesivas aceleraciones en el nivel inflacionario, las negociaciones paritarias lograron hasta el momento sostener el nivel salarial y no perder aún más”.
Metodología
La tasa de desocupación -o desempleo- se mide sobre la Población Económicamente Activa (PEA) que está compuesta por aquellas personas que tienen una ocupación o que, sin tenerla, se encuentran en búsqueda activa. Quienes no encuentran, pero están en búsqueda son los desocupados -900 mil, aproximadamente-.
Esto quiere decir que, si antes, en una familia promedio, el jefe de hogar trabajaba activamente y su pareja no lo hacía -y no buscaba-, quien formaba parte de la PEA era, solamente, el jefe de hogar.
Sin embargo, es posible pensar que, dada la situación económica vigente -principalmente asociada a los ingresos-, aquellas personas que antes no trabajaban -ni buscaban empleo-, hoy, se encuentren trabajando -también es necesario aclarar que el INDEC considera ocupados a aquellos que hayan trabajado al menos una hora durante la semana en la que se realizó la encuesta-.
Brecha salarial
Según el INDEC, el ingreso medio individual de la población con ingresos fue de $138.595 durante el segundo trimestre del año.
Sin embargo, la distribución en la composición de este dato no es equitativa ya que el ingreso medio de los varones fue de $161.252, mientras que el de las mujeres fue de $116.584. A su vez, estos ingresos están compuestos por ingresos laborales e ingresos no laborales -jubilaciones y pensiones, alquileres, cuotas de alimentos o ayudas en dinero de otros hogares, subsidios, ayuda del Gobierno, etc-.
Si se tomaran en cuenta, solamente, los ingresos relacionados al trabajo, la máxima autoridad estadística refleja que el ingreso medio de los 9,7 millones de asalariados fue de $149.048 mientras que, en su conjunto, los 3,4 millones de no asalariados, percibieron, en promedio, $119.418.
Es curioso que al analizar esa misma clasificación para la población que está laboralmente ocupada, los valores no aumentan significativamente: el ingreso promedio de los primeros cuatro deciles de la población ordenada según ingreso de la ocupación principal fue de $51.771, el ingreso promedio del estrato medio fue de $143.286, mientras el de los deciles más ricos equivalió a $317.518 (esto es menor al estimado para la población total encuestada).
Pobreza
La pobreza en la Argentina alcanzó el 40,3% en el primer trimestre del 2023, según las proyecciones del último informe de Evolución de distribución del ingreso del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Para el mismo período del 2022, la cifra fue del 34,2%, lo que representa una suba de poco más de 6 puntos porcentuales.
En una comparación con el último medio año, la pobreza arrojó cifras del 37,7% en el tercer trimestre del 2022 (2,6 puntos en los últimos seis meses). Por lo tanto, esta estimación considera que 2,7 millones de personas quedaron bajo la línea de la pobreza en los últimos 12 meses, y hubo 1,2 millones de nuevos pobres en el último medio año. Esto equivale a 18 millones y medio de personas pobres en la Argentina.
Beneficio de 94.000 pesos para los trabajadores informales
El ministro de Economía, Sergio Massa, y la titular de ANSeS, Fernanda Raverta, anunciaron ayer un beneficio de 94.000 pesos a pagar en dos cuotas de 47.000 pesos, los próximos 15 de octubre y noviembre. Los refuerzos serán destinados a personas de entre 18 y 64 años que no perciban ninguna otra prestación por parte del Estado, y sin ingresos en el mercado formal del trabajo.
El beneficio está dirigido a aquellos trabajadores informales que no están en el monotributo ni están en relación de dependencia.
Raverta explicó que para recibir el nuevo bono será necesario inscribirse. A partir de hoy, desde las 14, se abre la inscripción a través de ANSeS. “Será necesario tener un CBU de cuenta bancaria. Si no se cuenta con una, se podrá tramitar”, detalló la titular de ANSeS.
Sería algo similar al IFE, que se pagó en época de pandemia pero con un menor alcance, se estima que podrían cobrarlo 2.500.000 personas y con un costo fiscal de 237.500 millones de pesos.
De esta forma, el ministro de Economía busca llegar a uno de los últimos grupos que le faltaba asistir para palear el golpe a los bolsillos que significó el incremento inflacionario tras la devaluación.
Desigualdad
La desigualdad en los ingresos de la población empeoró levemente en el segundo trimestre de este año, medida a través del coeficiente de Gini que publicó INDEC el jueves.
Su valor fue de 0,417, siendo cero el valor que implica igualdad absoluta y uno desigualdad total, mientras que en igual período del año pasado había sido de 0,414. Se mantiene igual dentro de los mejores registros para un segundo trimestre en los últimos años y deja atrás los valores del primer trimestre que habían sido poco favorables.
En tanto, otra estadística relevante es la brecha de ingresos calculada entre el decil más rico y más pobre de la población, que se mantuvo en 14 veces ubicándose entre las menores de la serie histórica. Son datos particularmente relevantes dada la coyuntura en el segundo trimestre, de recesión de la actividad y aceleración de la dinámica inflacionaria.
El ingreso promedio per cápita del total de la población alcanzó los 87.310 pesos, mientras que la mediana del ingreso per cápita fue de 65.500 pesos: es decir la mitad de la población encuestada cobra hasta esa suma de dinero.
El muestreo se realiza en los 31 aglomerados urbanos que releva el INDEC, en los cuales habitan 29,4 millones de personas.
En el decil más rico de la población la mediana del ingreso per cápita fue de $230.000 en tanto que en el decil más pobre alcanzó los $17.000, de allí que la brecha de ingresos entre ambos extremos de la población sea de 14 (similar a la registrada en igual período de 2022).
La brecha de ingresos entre las clases más ricas y menos favorecidas de la población viene disminuyendo desde picos elevados registrados en 2019 y 2020, la recuperación del empleo en la pospandemia contribuye a generar esta situación.
La semana pasada el INDEC difundió los datos de empleo correspondientes al segundo trimestre de 2023: la tasa de desocupación fue la más baja para ese trimestre desde 2003 alcanzando un 6,2%.
En tanto, la tasa de actividad se ubicó en niveles cercanos a los máximos históricos al promediar el 47,6%. Es de destacar el sostén de los ingresos y el empleo aún en un contexto recesivo para la actividad económica (el EMAE retrocedió 2,9% en el segundo trimestre del año) y de aceleración inflacionaria (7,4 de inflación mensual promedio).
El crecimiento interanual de los asalariados formales (con descuento jubilatorio) fue levemente inferior a la evolución de la inflación minorista que promedió el 113% en el segundo trimestre del año, mientras dichos salarios treparon 108,6%.