Cuando ni los candados de una prisión son seguros para que los agentes penitenciarios guarden sus herramientas de trabajo, las dudas, sospechas y un manto de suspicacia toman preponderancia y resuena el interrogante: ¿Son casos aislados o algo funciona mal y necesita de la atención inmediata e integral de las autoridades?
Una Subalcaide de la Unidad Penitenciaria II del SPP, la cárcel de Oberá, denunció durante las últimas horas que le robaron de la oficina a su cargo en el complejo penal, una computadora portátil y un ventilador de techo nuevo y sin instalar.
El insólito robo fue denunciado ante las autoridades superiores y habría ocurrido entre la noche del lunes 18 y madrugada del martes 19 de septiembre. Según la presentación a la que tuvo acceso PRIMERA EDICIÓN, el hurto fue cometido sin forzar cerradura alguna, o en este caso sin ser roto el candado y pasador de la puerta de la oficina de Bienes Patrimoniales de la UP-II.
La denunciante está a cargo del área y de sus 43 años, 18 lleva dedicado como funcionaria de la institución penal.
Siempre en el marco de los detalles que aportó en su presentación de rigor a la subdirectora del Servicio Penitenciario Provincial, Valeria Del Carmen Mereles, el viernes 15 de septiembre fue el último día que estuvo en la dependencia donde guardaba una notebook Compaq Presario de color negro, que utilizaba como elemento indispensable para sus funciones.
El lunes cuando regresó a trabajar abrió el candado y corrió el pasador sin percibir ninguna irregularidad hasta el momento en que notó la ausencia de la computadora. Pero por motivos que no quedaron claros, lo comunicó el miércoles cuando requisó un armario y abrió una caja en la que debía estar un ventilador de techo blanco, nuevo, marca “Molino”, con número de inventario y que allí se guardaba para ser utilizado cuando lo necesitaría algún pabellón o espacio para los internos del penal obereño.
Fuentes dentro de la institución dependiente del Ministerio de Gobierno provincial, coincidieron al ser consultados por este Diario que, el caso generó malestar interno “porque no puede ser que ahora haya que vigilar a los que deben cuidar precisamente”.
La queja aumentó al trascender que las circunstancias dudosas, al punto de no determinarse cómo ingresaron a robar sin violentar el candado, no son pocas y denotarían posible irresponsabilidad al no ser informado de inmediato lo sucedido, es decir, el mismo lunes.
La denunciante también dejó por escrito que le faltaban dos tornillos a la plancha metálica que sostiene el pasador y candado en la puerta de acceso a la oficina de “Bienes Patrimoniales”.
Sobre este punto, voces confiables y al tanto de lo sucedido señalaron que tal posibilidad, la de quitar el pasador sin abrir el candado no tendría explicación lógica y también queda bajo la sospecha de por qué no fue denunciado el lunes que le faltaban tornillos al pasador.
El hecho es investigado por la comisaría Quinta de Unidad Regional II de Policía, bajo un intento de hermetismo y no se obtuvo hasta el momento, ningún avance o hipótesis para esclarecerlo.