Casi todos los días Sergio Massa se levanta sabiendo que recibirá una mala noticia en algún momento de la jornada. La de este viernes es la canasta básica, un indicador clave para estimar la pobreza. Y la alimentaria, con la cual se calcula la cantidad de gente que pasa hambre en esta Argentina de la desmesura desaprovechada de sus recursos naturales.
Según la medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la Canasta Alimentaria se disparó a un récord del 17% en agosto, muy por encima del 12,4% de inflación informado por el INDEC. En tanto, la canasta básica 14,3% y así, una familia tipo necesitó 284.687 pesos para no ser pobre y 130.590 pesos para no ser indigente. Ambas canastas crecieron a un ritmo muy por encima del costo de vida, como consecuencia del impacto de la fuerte alza en los precios de alimentos y bebidas.
Igualmente el reciente anuncio del INDEC no incluye la inercia de precios que se produjo en la primera quincena de septiembre, que según todos los expertos fue alta. Teniendo en cuenta esas variables, la canasta básica para una familia tipo ya estaría muy por encima de los 284.687 pesos.
Estos índices preanuncian una suba de la pobreza durante el segundo semestre del año. La certeza surge al proyectar las últimas remarcaciones respecto de los números oficiales que se venían conociendo.
En este escenario de fuerte escalada de precios, la cifra oficial de pobreza se conocerá recién el 27 de septiembre próximo. Será otro día de malas noticias para Massa. Pero el ministro va enfrentando esta dura realidad que le toca, día a día.
Se estima que la medición arrojará un aumento de la pobreza por encima del 40% con relación a la primera mitad de 2022 -cuando fue del 36,5%- y del segundo semestre del año pasado (39,2%).
En este escenario, se llegaría a las elecciones generales de octubre en medio de una fuerte suba de la pobreza.
Las razones
El aumento de precios de los alimentos estuvo muy por encima al promedio de la inflación. Ahora, la carne, frutas, verduras y del resto de los alimentos básicos adelanta el salto en la línea de indigencia y pobreza.
Tomando los montos que ayer anunció el INDEC y que corresponden a agosto, con los aumentos ya registrados en septiembre la CBT ya superaría los 300.000 pesos. Es de destacar que a nivel nacional, los alimentos aumentaron el 15,6% el mes pasado, con subas del 18% o más en el NOA y NEA, las regiones más pobres del país. En Tucumán, la inflación promedio fue de 14,3% y los alimentos subieron el 17,9%, según la Dirección de Estadística provincial. En Córdoba, los alimentos y bebidas aumentaron un 16,59%.
Dependiendo las regiones, el pan y los cereales aumentaron entre el 11,6% y el 14%; las carnes, entre el 18% y 26,6% y las verduras, entre el 15% y 20,9%. Si se toma la variación interanual, entre agosto de 2022 y de 2023, el azúcar subió 154% en el GBA, aunque alcanzó el 204,3% en el NEA. En tanto, las frutas avanzaron 151,4% en el área metropolitana; y las verduras hasta 174,4% en la Patagonia.
Como estos datos corresponden al promedio de agosto, el cual combina precios relevados en la primera quincena -antes de la devaluación- con los de la segunda quincena posdevaluación, el efecto arrastre para septiembre es muy alto.
Las consultoras que envían sus proyecciones al Banco Central estiman que la inflación de septiembre tiene como piso un 12%. La medición de inflación tomará en cuenta el piso de los precios de la segunda quincena de agosto sumados a los aumentos propios del actual mes.
En la comparación contra el promedio de agosto, debería resultar una suba del Índice de Precios igual o superior al del mes pasado.
El Palacio de Hacienda admitió que “en agosto, el alto nivel de inflación ha estado influido por la suba del tipo de cambio nominal, en especial el salto del 14 de agosto. En septiembre, se evidenciará también el llamado efecto arrastre derivado de dicha devaluación”.
Massa fantasea con una baja abrupta de la inflación
Una vez, allá por noviembre de 2022, luego de tres meses de baja de inflación, Sergio Massa se animó a pronosticar que en abril del 2023, el índice de precios estaría en 3 puntos. El calendario optimista no contempló un imponderable: vino la sequía, que perforó el ingreso de dólares, agravó la crisis y rompió la previsión de entrar en la temporada electoral con una inflación a la baja y menos estridente que la del 2022.
Diez meses después, luego de conocerse el número más alto en 32 años, con un 12,4% de variación mensual de precios, Massa vuelve a creer que puede revertir ese proceso que algunos identifican como un clima de “prehiperinflación”. En otra dimensión, cree que el dato de agosto fue casi “milagroso” si se toma en referencia que la devaluación fue de 22% que venía, además, con un arrastre programado -crawling peg- de 8 puntos.
Toda la apuesta oficial está en el control de precios y en que la devaluación se amortiguó. A simple vista, parece desmesurado.
Fuente: Medios Digitales