En los últimos años se popularizó la figura de los influencers al punto en que un porcentaje importante de jóvenes en el país aspira a convertirse en uno de ellos y llegar a construir una carrera en redes sociales, pero no todos ven a esta nueva profesión como positiva, por lo que poco a poco son más los “desinfluencers” que buscan ser un sobrepeso ante los múltiples personajes famosos en internet.
Además de brindar entretenimiento a sus seguidores, los influencers también brindan recomendaciones de productos a quienes consumen sus contenidos, pero la mayoría de estas sugerencias de compra son publicidad dirigida, ya que, como su nombre lo indica, estas personas tienen un gran poder de persuasión ante sus adeptos.
Pero esta ola de publicidad puede llegar a ser abrumadora para los internautas, quienes no solo reciben recomendaciones sobre productos que necesitan o desean, sino que son cada vez más expuestos a ser persuadidos a comprar productos innecesarios, además de ser bombardeados con anuncios, por lo cual surge la figura de los “desinfluencers”.
¿Qué son los desinfluencers?
El concepto de desinfluenciar o desinfluencing, toma cada vez más relevancia en redes sociales. La idea crece en contraposición a la figura del influencer que incentiva el consumo en exceso de productos (de productos que recibieron por canje y finalmente no están buenos).
Pero no hablamos solo de recomendaciones de productos, también hablamos de recomendaciones de lugares y experiencias. El auge de reseñas de lugares por ser “instagrameables”.
El verdadero concepto de desinfluenciar siempre estuvo presente en forma de una mala reseña, es uno al que debemos prestar atención. Por eso, más allá de seguir usuarios que recomienden productos o recomienden no comprar ciertas cosas, como consumidores debemos buscar información para ejercer un consumo responsable de bienes y servicios.
Por ejemplo, reducir nuestro consumo u optar por opciones más respetuosas con el ambiente y de empresas comprometidas a reducir su impacto socioambiental.
De acuerdo con declaraciones de la analista Kris Ruby en una entrevista para CNN, los “desinfluencers” buscan cuestionar las presuntas recomendaciones de sus contrapartes, los influencers, pues analizan los productos de manera crítica para indagar si en realidad son necesarios o útiles. De esta manera, buscan frenar el consumo desenfrenado que provocan los influencers y las personas logren tener una mejor salud mental y financiera.
Los rubros más afectados
Cada vez más se cuestiona la fiabilidad de los influencers y de los productos que aconsejan consumir. Ante la confusión de no saber qué es realmente bueno y qué no, algunos usuarios se inclinan por esta nueva tendencia que les explica por qué no comprar algo, ya sea por su calidad, precio, o porque realmente no vale la pena.
De hecho, en TikTok, los desinfluencers han logrado aproximadamente 584 millones de visualizaciones totales en el hashtag #deinfluencing en los últimos 12 meses, según indicó la plataforma en mayo.
Los rubros más afectados por estas “reseñas honestas”, son los cosméticos, cuidado de la piel, ropa y tecnología. El fenómeno nace en contraposición con los influencers que, por ejemplo, recomiendan restaurantes sin ser transparentes acerca de la calidad real de la comida, o fingen ser invitados a eventos o lugares para lograr tener un halo de aspiracionalidad frente a sus seguidores.
Como parte de la tendencia, es posible encontrar contenido de topo tipo, desde consumidores decepcionados, médicos desmitificando productos y rutinas de belleza, entre otros. Pero, desinfluenciar, puede tener también el efecto de influenciar.
Muchos de los usuarios subidos a la tendencia recomiendan la compra de unos productos por otros y esto no deja de crear necesidad de consumo, en muchos casos innecesario.