Las lealtades familiares surgen cuando una persona y un ancestro establecen una lealtad invisible mediante la cual, la persona carga con experiencias traumáticas que no son suyas, que fueron silenciadas y posiblemente no reconocidas en el pasado.
Por ejemplo, abuelas que fallecen en el parto, la nieta es estéril.
Abuelo que perdió todo su dinero, el nieto es tacaño y guarda su dinero. Siempre obligados a vivir al extremo, nunca un punto medio.
Se puede ser leal inconscientemente incluso sin conocer la historia ni a la persona.
Siempre hay un miembro que no encajaba, un ladrón, delincuente, suicida, un accidente fatal, incestos, del cual no se habla nunca y que forma parte de los secretos familiares, pero invariablemente alguien resultará leal a ese familiar y es copia viva, sin conocerle.
Idealizaciones de tragedia
El término Lealtad Invisible se debe al fallecido psiquiatra húngaro Ivan Boszormeny Nagy, quien junto a Gerladine M. Spark publicó el libro Lealtades invisibles, editado en castellano por la editorial Amorrortu y disponible en español.
El libro, profundo y algo farragoso, pero imprescindible, es demasiado técnico para ser entendido con facilidad, es posible realizar un resumen o extracto.
Boszormeny-Nagy, asegura que los trastornos, dolencias y problemas de las personas, provienen de un desequilibrio en el dar y recibir dentro del sistema familiar.
Lealtades poderosas, para la propia supervivencia
El sistema familiar tiende siempre a la justicia, con independencia de lo que intenten o pretendan sus miembros de manera individual con sus propias vidas.
Hay que dar y recibir de manera equilibrada, amor, posesiones, respeto, energía. Si alguien da mucho y no recibe tanto, se genera una deuda. Si alguien gana dinero o afecto a costa de otros, les debe.
Si alguien pierde algo, amor, dinero, posición o estatus, para que otros ganen, le deben.
Es una ley universal, una Ley del Cielo. Si los padres intentan que sus hijos llenen sus carencias y vacío y les den amor sin darlo a su vez en la suficiente medida, generan una deuda en su contra. Es contra natura que un padre o una madre pretenda el amor de sus hijos, no es el orden natural de los sistemas familiares, como un jardinero no puede pretender que sus plantas le rieguen y cuiden a él.