En septiembre celebramos el Mes de la Biblia. Es una oportunidad para dar un lugar primordial a la Palabra de Dios en nuestra vida, alimentando nuestro espíritu con la fuerza de la Palabra. Al iniciar este mes es oportuno reflexionar y descubrir la importancia de la Palabra de Dios en nuestra vida, la que nutre y fortalece nuestra fe.
La lectura y meditación de la Palabra de Dios, nos ayuda a significar los acontecimientos de la vida a partir de Dios, transcendiendo nuestros límites humanos y llenándonos de esperanza como lo hicieron los personajes bíblicos. Cada vez que meditamos la Palabra, dejamos que nuestras voluntades sean orientadas por las verdades que Ella transmite.
San Pablo nos inspira sobre el gran valor que tiene la Palabra de Dios, a través de su carta a Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2 Tim 3:16-17). Todo cristiano que quiere vivir la fe, encuentra en la Palabra de Dios, la guía que orienta nuestra vida. De alguna manera nos acerca al pensamiento y a la voluntad de Dios. La palabra de Dios nos va modelando como cristianos.
Es la Palabra la que abre las puertas al misterio de Dios. Cuando la leemos y meditamos nos vamos identificando con la voluntad de Dios que se manifiesta en nuestra vida. Nos dice San Pablo: “Que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en el cumplimiento de los tiempos establecidos, así las que están en los cielos como las que están en la tierra”; (Ef 1: 8-10).
La Palabra de Dios, nos lleva a la oración. En los salmos podemos descubrir una inmensa fuente de inspiración para la oración. Es allí donde encontraremos la fortaleza e iluminación para superar tantas situaciones difíciles de la cotidianeidad. Hay salmos que nos hablan de la alegría, dificultades y conflictos, de la esperanza, del abatimiento, el dolor, de la liberación y la justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios… animándonos a hacer oración de los distintos momentos que vivimos como personas y familias.
El papa Francisco nos anima a orientar la vida desde la Palabra de Dios, haciendo que sea parte de nuestra cotidianidad. Él nos recomienda: “Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente. Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad”. Dejémonos iluminar la vida por la gracia de la Palabra de Dios.
Que la lectura y la meditación de la Palabra de Dios nos impulse a orientar nuestra vida desde las verdades del Evangelio. Que la fuerza transformadora de la Palabra ilumine las oscuridades de nuestra vida, especialmente en estos momentos de crisis socioeconómica que estamos atravesando. Que recuperemos la frescura y la fuerza de la Palabra, para que sea el verdadero alimento espiritual que reine en nuestros corazones.