Luego de seis meses de crisis sanitaria, las empresas productoras de pollos respiraron con alivio cuando el SENASA comunicó a la OMSA (Organización Mundial de Sanidad Animal) que el país se encontraba nuevamente libre de influenza aviar, tras pasar más de 50 días sin casos en establecimientos comerciales.
Eso le permite al sector retomar la senda exportadora, que quedó bloqueada desde inicios de año, con la aparición en febrero del primer caso. Casi el 90% de la producción nacional de pollos se realiza en Entre Ríos y en Buenos Aires, donde hubo una decena de episodios en granjas comerciales.
Las pérdidas en cuánto a la exportación fueron significativas. En el primer semestre las ventas cayeron 30%, según dijo Roberto Domenech, histórico titular del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA). Eso significa unas 50 mil toneladas menos de productos avícolas.
De todos modos, no hay mal que por bien no venga. Domenech destacó que si algo bueno tuvo esta enfermedad es el desarrollo de nuevos mercados, el trabajo mancomunado del sector privado con el SENASA y la profundización en la mejora del sistema de trazabilidad y seguridad en las empresas.
“La tendencia era crecer 3 % este año lo que se amortiguó con la crisis de la Influenza. Pero nuestra preocupación está ahora en el 2024. Sin créditos poco se puedo hacer este año para mejorar en la capacidad y en las condiciones de alojamiento de los pollos. El año que viene no tendríamos posibilidad de alojar los pollos, para tener otro crecimiento del 2%”, señaló Domenech.