Una de las cosas más difíciles que tenemos que hacer es dejar de querer tener el control, muchas veces por querer proteger a alguien, otras porque creemos que nosotros somos los únicos que podemos hacer algo, etc.
Esto nos aleja de nuestro centro, incluso de Dios, porque dejamos de confiar en que las cosas tienen que pasar, pasarán y es por algo, es para algo.
Cuando controlamos no dejamos que las cosas fluyan, que la vida nos sorprenda y nos perdemos la magia de lo que pudiera ocurrir.
En su lado negativo el color relacionado al control es el índigo, un tono azul oscuro, azul noche. Querer tener el control nos hace vivir en estrés y cuando pasa esto también aparecen la frustración y la preocupación.
¿Qué es?, es dejar de vivir en el aquí y ahora, adelantarnos a hechos que no pasaron. Acá otra cosa a tener en cuenta, los pensamientos son energía, eso que no querés que te pase, por la ley de atracción en realidad lo estás pidiendo, así que hay que tener ¡cuidado!
Una de las formas para poner al color índigo en su lado positivo es soltar, aceptar y por sobre todo confiar. Las características de este color son tres: nos ayuda a estar en el tiempo presente, nos ayuda a no juzgar y no juzgarnos, y nos conecta con nuestra voz interior, con nuestra intuición.
¿Cuántos de nosotros realmente escuchamos y hacemos caso a nuestra propia voz?, esa voz que es como sentir que algo nos dice que “por acá sí, por acá no”.
Así que ponete ese jean de color índigo que seguro tenés, cerrá los ojos, respirá profundo tres veces hasta inflar la pancita. Sentí cómo todo tu cuerpo se relaja y confiá en este momento, visualizate envuelto en ese color, sentí su calma, sentí que estás en el tiempo presente y confiá.
Puedes también hablarte en ese momento a vos mismo, decir todo eso que querés controlar y ahí soltarlo, ahí confiar que lo que tenga que pasar pasará.
Cambiemos control por confianza y aceptación, disfrutemos del proceso y disfrutemos de este ¡Domingo!