A nadie le es ajeno que quien ocupe desde diciembre el sillón presidencial la tendrá más que difícil en el frente económico. Pero poco y nada se dice de lo que será el otro frente del que, según aprendimos a los golpes en los últimos años, depende en grande la economía.
A la luz de las internas políticas y las grietas ensanchadas, supimos que las peleas entre los gobernantes también generan fuertes crisis en nuestros bolsillos.
Y es ahí donde también se forma un frente de preocupaciones. El mapa de colores del país que surge después de cada elección nacional será más variopinto que nunca.
Ninguno de los candidatos que el 13 de agosto confirmará su postulación cuenta con mayoría. Y las conformaciones en Diputados y el Senado a partir de las elecciones de octubre ya hablan de escenarios más que divididos.
El frente económico es complejo y el político no anticipa acuerdos que lo resuelvan.