La semana pasada la UNESCO presentó una investigación donde cuestiona el impacto positivo del uso del celular en las aulas y las investigaciones que avalan eso. Lo que generó un debate entre los educadores, ya que muchos sistemas educativos provinciales y nacionales buscan promover el celular como una herramienta pedagógica.
Entre otros puntos, el organismo internacional planteó que las investigaciones que avalan los buenos resultados del celular en clase son parciales ya que fueron hechas en países más ricos con más accesibilidad y, en muchos casos, financiados por compañías tecnológicas. Sin contar el hecho que el acceso a los dispositivos tecnológicos y al wifi es desigual en las escuelas y que muchos docentes no se sienten preparados, reza el informe.
Ante esa investigación, presentada en Uruguay frente a 18 ministros de Educación, entre los que estuvo el ministro de la Nación Jaime Perczyk y el ministro de Misiones, Miguel Sedoff, PRIMERA EDICIÓN consultó con algunos educadores secundarios de la provincia, que dieron su parecer sobre el uso del teléfono celular en el aula.
“Hemos atravesado la pandemia y los jóvenes que tenemos ahora fueron adaptándose a la educación virtual. Es por eso que hoy no podemos aislarlos de la tecnología, no es necesario. Sí es necesario el uso responsable, útil y supervisado de los celulares que, según mi experiencia, es una herramienta sumamente útil a la hora de trabajar dentro del aula. Tenemos que adaptarnos a las realidades actuales y ver la mejor manera de insertar esos cambios a la currícula”, compartió la profesora en Ciencias Económicas Luciana Rotela, que se desempeña tanto en nivel secundario como en nivel terciario.
A su turno el director del Instituto Bachillerato Humanista de Posadas Santiago Maloski explicó que en el caso de su institución “permitimos el uso del celular en ciertos espacios, cuando el docente propone una actividad donde puede usarse el celular para buscar alguna información o compartir algo, pero después de eso se guarda el dispositivo”.
Ese trabajo planificado, según el director, requiere mucha atención del docente, al que a veces se le puede dificultar “controlar que cada alumno realmente esté usando el teléfono para hacer la actividad y no para otra cosa”, afirmó.
Pese a eso, “es una herramienta que requiere preparar la clase. Y si es una distracción para los chicos… también lo es para los adultos”, señaló.
Por su parte, y en sintonía con los demás docentes consultados, la directora de la Escuela de Comercio 19 Lorena Ávila compartió con este Diario que “no lo veo contraproducente. No veo que, porque sea distracción, haya que sacarlo del aula. Es necesario enseñarles a usar las herramientas tecnológicas, cuáles son sus ventajas, desventajas. Que es una distracción sí lo es, pero para eso está la planificación de la clase, de los tiempos, los criterios”, afirmó.
En ese marco, recordó que la escuela secundaria es un espacio que prepara a los chicos para insertarse en el mercado laboral que hoy, más que nunca, solicita el manejo de la tecnología.
Asimismo, en cuanto al punto que plantea la UNESCO que los celulares son excluyentes, “tampoco creo que sea así, vemos que los chicos tienen dispositivos incluso mejores que el de los profesores, además que hay estadísticas que dicen que por familia hay más de un dispositivo”, indicó Ávila.
Finalmente remarcó que con la pandemia se cayó el mito que la tecnología remplazaría el rol docente ya que “el docente a través de estas herramientas puede llegar de otra forma al alumno, por ejemplo, no es lo mismo enseñarle al alumno las células con un dibujo que con realidad aumentada, yo creo que la tecnología es un apoyo para potenciar el aprendizaje”.
Algunos puntos que plantea el estudio de la UNESCO
El trabajo de investigación de la UNESCO se denominó “La tecnología en la educación: ¿Una herramienta según los términos de quién?”.
Para aseverar que los celulares no han demostrado su impacto positivo en el uso pedagógico explican, en primer lugar, que “no existen muchas pruebas sólidas sobre el valor añadido de la tecnología digital en la educación, y que la mayor parte de las pruebas proceden de los países más ricos”, detalla el informe.
Por otra parte, aclaran que muchas de las investigaciones que sí promueven el uso de celulares y dispositivos en las aulas son financiadas por las mismas compañías que luego intentan vender tecnología, por lo tanto, no son imparciales.
Es así que, para la UNESCO, el uso de celular y dispositivos digitales, más que incluir, excluyen ya que el acceso es desigual. Tanto así que, en todo el mundo, solo el 40% de las escuelas de educación primaria, el 50% de las de primer ciclo de secundaria y el 65% de las de segundo ciclo de secundaria tienen conexión a Internet, según la organización.
Otro ejemplo del acceso desigual a los dispositivos tecnológicos, aparece cuando se observan las estadísticas de la pandemia, donde si bien “el aprendizaje en línea impidió el colapso de la educación durante el cierre de las escuelas, no llegó al 31% de los estudiantes de todo el planeta ni pudo alcanzar al 72% de los alumnos más pobres”, indica la investigación.
Por otro lado mencionan que, según datos de evaluaciones internacionales a gran escala como los del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, sugieren una relación negativa entre un uso excesivo de las TIC y los resultados académicos de los estudiantes ya que el mero hecho de estar cerca de un dispositivo móvil distrae a los estudiantes.