Somos esencialmente amor. Nuestros átomos, células y núcleo son amor y responden a él. Es una vibración.
Como la base del universo es el amor, al vivirlo fluimos con él y con las leyes universales de la creación que son esencialmente el amor con un orden para poder crear y trazar perfección, ya que el orden sin amor no tiene sentido y el amor sin orden no puede prosperar.
Para que algo se manifieste tiene que tener un propósito y luego para desplegarse tiene que cumplir con un determinado orden y un proceso. Al igual que en la naturaleza todo lo que es ordenado y va de acuerdo a las leyes universales, puede prosperar y llegar a la trascendencia, el resto no tiene sentido, es finito y efímero.
Somos nosotros los que nos apartamos de la vibración de unidad, al juzgar nos desprendemos de esa esencia pura y vamos entretejiendo alrededor nuestro una tela de araña como un tul sutil que nos envuelve, quedando apartados de lo que es.
Es tal el dolor de estar lejos de la esencia que solo a través del desamor y el sufrimiento buscamos volver a ella, ya que en ella todo tiene sentido.
Volver al registro original y propósito de la creación que está registrado dentro.
¿Cómo se siente dentro? ¿Ponerse a favor, el impulso vital?
Expansión, felicidad, orden, tranquilidad es sentirnos unidos a un propósito mayor desde dentro.
Aunque no tengamos idea de qué se trata vamos todos juntos en un movimiento de conexión con algo mayor.
Cada vez que te sientas apartado de ese movimiento de evolución entra en el silencio de tu corazón y busca qué te apartó del todo.
No dejes entrar en ti la depresión, los malos pensamientos, los juicios ni las críticas.
No dejes que el virus de la separación crezca.
Aprende a respetar y respetarte.
Cuida y vela por tu propio proceso y así podrás respetar y comprender el proceso del otro.
Cada uno tiene su propio camino.
No interfieras y no dejes que interfieran.
No pongas palos en la rueda de los otros y tampoco los pondrán en tu vida.
Ama, integra, suma y recibirás lo mismo.
No seas la gota de veneno que transforma el orden del amor en un caos sin sentido.