El 18 de septiembre del año pasado, Fernando Daniel Sánchez de 22 años caminó herido de bala en el pecho y murió en su cama. Ocurrió en Santa Ana y por el hecho detuvieron a un hombre de 60 años y otro de 29. Uno fue liberado mientras que el otro enfrenta la acusación por la muerte de la víctima.
La última novedad que tuvo el caso fue que la Fiscalía del Juzgado de Instrucción 6 a cargo de Ricardo Walter Balor pidió que se cerrara el expediente. Esto fue informado a la querella y a la defensa. De no haber oposición la causa será elevada a juicio.
En un primer momento, el principal sospechoso era Juan Cancio Insaurralde (60), mientras que se analizaba la posible participación de Sergio Marecos Benítez (29) como actor secundario en el crimen.
La primera hipótesis era que quien resultó víctima ingresó a la vivienda del hombre mayor para robar, pero luego fue descartada. Después se habló de un contexto de enemistad previa, puesto que no estaba de acuerdo en la relación sentimental con su hija. La prueba de parafina le había dado positiva a ambos.
Cuando declararon en indagatoria, Insaurralde se desligó del hecho y manifestó que al escuchar un disparo salió de su casa para dirigirse a la casa de Sánchez porque lo había visto pasar. Cuando ingresó el joven ya estaba muerto. Refirió que había tocado el rifle modificado calibre 22 que secuestró la policía y por ello le encontraron restos de pólvora en su mano. El joven de 29 años en cambio se negó a hablar y ambos fueron imputados por el delito de homicidio simple.
A medida que avanzó la investigación cambió el foco de la acusación. La pesquisa apuntó a Marecos Benítez como el autor del disparo, mientras que Insaurralde quedó en una situación menos comprometida.
El juez Balor ordenó la excarcelación de Insaurralde pero sigue ligado al expediente acusado de “encubrimiento”. Marecos Benítez en cambio quedó acusado de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”, a la espera de la última etapa de la instrucción, que es la elevación a juicio de la causa.
Como dato anexo del caso, alrededor de las 3.30 del 19 de marzo pasado, vecinos del barrio Martín Chico de Santa Ana llamaron a la policía porque había jóvenes realizando disturbios.
Cuando llegaron los efectivos vieron una vivienda deshabitada que estaba en llamas. La División Bomberos de Santa Ana acudió a sofocar el fuego pero la casa quedó prácticamente inservible. Era la misma en la que vivían quienes estaban detenidos por la muerte de Fernando.