“Oveja Negra” Market es un espacio amenizado con buena música, donde predominan la limpieza, el orden, la buena atención y los mejores precios, para que cuando el cliente ingrese a realizar sus compras se sienta de la mejor manera. Hace tres meses abrió sus puertas en calle Entre Ríos 2362 entre Jujuy y San Luis, y está destinado al público en general.
Su propietaria, Cintia Ruiz Lenz, contó que “trabajamos desde muy temprano, con los chicos que concurren a las escuelas de los alrededores; luego, tenemos a la gente del barrio, que consume a lo largo del día, y también a quienes están de paso por el centro”, lo que quiere decir que el público que los elige es muy variado.
Dijo que, aparte de las promociones que el negocio brinda semana a semana, el consumidor se beneficia con los programas Tarjeta Ticket IPLyC y Ahora Canasta, que ofrece un 17% de reintegro, todos los días con la tarjeta de débito del Banco Macro.
“Esperamos poder favorecer al consumidor en todos los sentidos, el que venga a Oveja Negra, va a encontrar una excelente atención, productos de calidad a precios competitivos, incluso con las grandes cadenas de supermercados de la ciudad y, de esa manera, seguir fidelizando a nuestros clientes”, añadió Ruiz Lenz, al tiempo que recordó que “desde que abrimos estamos en crecimiento. Fuimos aceptados en el barrio, que es hermoso, y el balance es muy bueno”.
Quienes pasen por “Oveja Negra” pueden encontrar lácteos, bebidas con y sin alcohol, comestibles en general, panificados, congelados y una gran variedad de vinos. Está abierto de lunes a viernes de 7.30 a 13.30 y de 16 a 21.30. Los sábados, de 8 a 22, y el propósito es abrir también los domingos, de corrido.
La joven, que trabaja junto a su mejor amiga, Daniela Wicher, y tiene el apoyo incondicional de su pareja, Nicolás Messina, entiende que el proceso es lento “hasta que nos conozcan y sepan que estamos en este lugar, pero la idea es que sigamos estando en la mirada y en la boca de la gente para que venga a consumir los productos que comercializamos”.
El ojo del amo…
La frase “atendido por su propio dueño”, no podría ser mejor empleada en este contexto donde Ruiz Lenz, la propietaria es, a la vez, la cara visible del emprendimiento. Es que está convencida que para que las cosas salgan bien, “hay que estar, hay que acompañar y hay que trabajar, porque, solamente trabajando se sale adelante. No se trata solamente de mandar y decir lo que hay que hacer, sino que hay que mostrar cómo se hace y acompañar a la gente que uno quiere”.
Proviene de una familia de trayectoria en la actividad mercantil. Eso demuestra que “sé del tema porque aprendí mucho en otros negocios en los que trabajé junto a mi familia. Con esa experiencia, creo que fue más fácil iniciar este proyecto que teníamos desde hace mucho tiempo con Nicolás, mi socio y pareja, que también me acompaña con todo su ímpetu”.
Sobre la situación actual, expresó que “con la inflación es muy difícil mantener los precios, la gente pregunta todos los días, alguna se queja de la situación económica del país, mientras que otra ya lo toma como costumbre. La idea es que nosotros podamos acompañar. Tengo algo que me acerca mucho y es que me encanta escuchar. Y al estar en un barrio, con más razón, porque tenés otra relación con el cliente. Cuando los vecinos vienen, a veces, simplemente quieren que los escuches un ratito y se van. Es como una descarga”.
En este tiempo “ya escuché de todo, pero siempre cosas lindas y con muy buenas vibras. Ahí está el secreto de ser siempre buena gente, el resto viene solito”.
Ruiz Lenz es sommelier internacional de vinos por lo que su idea es agrandar aún más la extensa góndola de bebidas y poder recomendar.
También planifica brindar algún tipo de cata, de charlas y de docencia respecto al vino. “La gente del barrio ya nos pidió. Quiere aprender, saber, y la idea es transmitir, enseñar”, acotó la comerciante que estudió en la Sierra Gaucha de Caxias Do Sul, Brasil, considerada la capital del vino, donde existe una universidad italiana que está abocada a la gastronomía.
Tras esa experiencia, en pandemia “hice un curso de sommelier online que sirvió para seguir aprendiendo del mundo del vino, que es realmente un arte, que una vez que iniciás, ya no salís”.
Reveló que a “Oveja Negra” ingresan numerosos turistas, preferentemente brasileños, a mirar precios de vinos, que llevan en cantidades y de bodegas marcadas, prácticamente, sin asesoramiento.