Desde el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) continúan con la elaboración de informes destinados a generar acciones concretas desde el Gobierno. Entre los análisis publicados, señalan que en Argentina hubo una caída importante en la tasa de fecundidad desde el 2014 en adelante.
Sucede que los jóvenes, cada vez más, deciden posponer la decisión de tener hijos y muchos directamente no quieren ser padres. Por ello, alertan que en el futuro cercano tendremos más población adulta en edad laboral o con acceso a emprendimientos. Por un lado, esto es positivo, ya que existe una mayor disponibilidad de mano de obra y personas sin dependencia económica de otros ni del Estado.
Datos poblacionales
En comunicación con FM 89.3 Santa María de las Misiones, el analista de Protección Social de CIPPEC Emanuel López Méndez, explicó que la elaboración de estos informes demográficos son importantes “porque nos indican cuántas personas hay, de qué edad y sobre todo cuántos niños van a ser educados en los próximos años, además de la cantidad de trabajadores y los jubilados que esperamos tener de acá a 50 a 60 años”.
Compartió que “Argentina venía con una tasa de fecundidad que siempre bajó muy lentamente en las últimas décadas, pero del 2014 a esta parte vimos que disminuyó mucho, en un 34%”. Entre las razones del descenso de nacimientos, precisó que “esta reducción de la fecundidad es una buena noticia. Básicamente, lo que bajan son los embarazos no intencionales y sobre todo los embarazos adolescentes, en niñas menores de 18 años”.
En este sentido, analizó que “es un impacto positivo para estas personas, porque tienen más probabilidades de terminar el colegio, ingresar a un trabajo”. De esta forma también se produce otro cambio porque sucede que “la gente está decidiendo mejor cuándo tener hijos y cuántos quiere tener”, agregó.
Sobre el descenso de fecundidad, en la población en general es del 34%, pero en menores de 20 años “es de alrededor del 60%, es decir, con una caída muy importante”, agregó López Méndez. Entre las posibles causas, señaló que una de ellas está relacionada con “los cambios culturales del 2014 en adelante, con la reivindicación del feminismo, el cambio de las expectativas sobre las mujeres y lo que quieren hacer con su vida. Todo eso hace que decidan o no tener hijos, tener menos o retrasar el momento de tener hijos”.
Asimismo, indicó que estas revoluciones sociales, como la lucha por derechos igualitarios, “han tenido un impacto mucho más importante en los jóvenes que en la población adulta, quienes aún siguen con viejas ideas sobre cómo tener hijos”.
Por otra parte, “aparecieron nuevas formas de acceso a métodos anticonceptivos, sobre todo los de larga duración. Esto permite que, si la persona no quiere tener un embarazo, puede usarlo y durar años para no depender de otros métodos, como la pastilla o tener que negociar el uso de preservativos en la pareja”, añadió.
El “bono demográfico”
A largo plazo, López Méndez analizó que “si están naciendo menos personas, en el futuro vamos a tener un mayor número de adultos mayores”. Sin embargo, resaltó que “debemos aprovechar este momento que los demógrafos llaman ‘bono demográfico’, que es un momento en el que existen más personas en edad de trabajar que las dependientes: niños o personas mayores de 60 años”.
El analista de Protección Social de CIPPEC remarcó a nivel social y político, “tenemos 15 a 20 años para aprovechar este bono, al tener una gran población en edad de trabajar, para aumentar el nivel de productividad”. Por ello, alertó que “si no aprovechamos este momento y lo dejamos pasar, después va a ser mucho más difícil porque en un momento pasarán a ser jubiladas y será difícil seguir brindando servicios”.
En cuanto a las acciones que pueden generarse en base a estos datos poblacionales, Emanuel López Méndez respondió que “trabajamos mucho con los Gobiernos, en principio para hacerles llegar estos informes y luego con las políticas públicas que nos ayudarían a aprovechar este bono demográfico y prepararnos para el momento en que termine”. Entre estas políticas, detalló que podrían pensarse en “cuidados en educación en niñez y adolescencia; políticas previsionales para adultos mayores; ampliación de licencias para madres y padres”.
Acceso a la ESI y al aborto legal
Más allá de hablar de esta situación poblacional, apuntan que no deben perderse de vista el acceso a cuidados correspondientes para evitar embarazos no deseados o infecciones de transmisión sexual.
Al respecto, Emanuel López Méndez contó que “debemos asegurar a la población sus derechos sexuales y reproductivos. Esto implica mejorar la provisión de anticonceptivos y derechos consagrados, como la Educación Sexual Integral (ESI) y la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)”.
Con acciones pensadas en sostener estos derechos, “esto permitirá sostener una baja en la fecundidad y dar opciones a las personas para decidir cuándo tener hijos, si es que quieren tenerlos”.
Acerca de la actitud de la población más joven, Emanuel López Méndez señaló que “ingresó mucho esto de los anticonceptivos de larga duración, ese es uno de los datos claves”.