Hace cerca de veinte años que el bioquímico Juan Paulo Gadea egresó de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM, y se estableció en Apóstoles, previo paso por el Hospital SAMIC de Eldorado donde realizó una residencia de bioquímica clínica.
Por estos días se encuentra al frente de su propio laboratorio de análisis clínicos y es parte del equipo de criminalística de la UR-VII de la Policía de Misiones.
Oriundo de Azara, sostuvo que como casi todas las actividades, “la nuestra no escapa a la situación económica por la que atraviesa el país. No es fácil conseguir insumos, reactivos, porque muchos de ellos son importados. Y, como si fuera poco, están dolarizados así que, a medida que sube el dólar, se van incrementando los costos de los reactivos y los descartables”.
Además, “tenemos un atraso en los aranceles, porque las obras sociales no pagan en el momento que se hace la práctica. El pago es diferido en 30, 60 o 90 días”, agregó el profesional, para quien un 80% de los pacientes que se atienden en su laboratorio lo hacen por obra social.
Respecto a lo económico, señaló que “nuestro futuro es incierto. Es complicado mantener la calidad del servicio porque tenemos un costo de mantenimiento, un costo de insumos, de alquiler, de sueldo de empleados, y subsistir. Tengo la aparatología y pude comprar equipos nuevos en su momento. Tienen un alto costo, pero es necesario para mantener la calidad del servicio”.
De igual manera aclaró que “Si me tocara empezar hoy, sería muy difícil. Por ahora el futuro es incierto desde mi punto de vista, pero de todos modos volvería a estudiar y a elegir la profesión que elegí”.
“No hay una cosa precisa que me haya llevado a estudiar bioquímica. Fui conociendo la carrera, la profesión, con los años, mediante los estudios universitarios y el trabajo, y es muy lindo”, acotó Gadea, cuyo equipo de trabajo está integrado por dos técnicas de laboratorio y dos secretarias.
Recordó que desempeñar su tarea durante la pandemia “fue complicado, difícil. Pero como éramos esenciales, seguimos trabajando normalmente, con todos los cuidados, aunque, a veces, con miedo. Pero tratando de ayudar a la comunidad, desde donde nos toca: el diagnóstico, la prevención, la comunicación. Le gente siempre te pregunta por alguna u otra cosa y uno siempre trata de orientar en base a los conocimientos que tiene por la misma profesión”.