Cuando nos sentimos fuertes no hay nada que nos frene más allá de las sorpresas que nos depare el día. Sin embargo, si nuestra energía es baja, la motivación nos cuesta y la jornada puede tornarse pesada.
Habitualmente concentramos nuestra atención en recuperar fuerzas cuidando la alimentación, descansando o realizando deporte, pero en ocasiones eso no alcanza, por eso te propongo identificar otros factores que nos desgastan para gestionarlos y evitar daños.
A continuación comparto un listado de ladrones que pueden estar robándote la energía, si pudieran identificar más, los invito a que lo sumen.
Cosas que hay que cuidar:
• No decir “NO”
Muchas personas eluden el “no” como para quedar bien y adecuarse socialmente sin considerar el alto costo emocional que tiene ir por el camino contrario a lo que pensamos y sentimos. No hay nada tan liberador como un “no” sereno, sencillo, amoroso y firme que te saque de encima eso que no querés.
• Querer controlarlo todo
Un exceso de control puede resultar muy dañino para nosotros y nuestras relaciones. Pretender llevar las riendas en todas las situaciones es agotador para uno mismo y para quienes nos rodean, dejando el terreno fértil para el hartazgo, resentimiento, explosiones de rabia y tiranteces.
• Conductas tóxicas
En esta circunstancia se agazapan sensaciones pegajosas como el miedo, la desconfianza, la falta de humor o la existencia de personas a nuestro alrededor que nos agotan. Debemos prestar atención a lo que nos ocurre y en qué momento nos sucede. Nos puede pasar en compañía de viejos amigos, compañeros de trabajo o la familia. A veces no se alegran de que nos vayan bien, aparecen celos o envidias aún sin querer. Otras veces reina la queja o la manipulación que también resultan desgastantes. Tomar conciencia nos sirve para poner una distancia prudencial, si podemos, o bien, acudir a la ayuda de un profesional.
• Perfeccionismo
Según un estudio publicado por la Asociación Estadounidense de Psicología, el perfeccionismo es un factor de riesgo que puede afectar desde el día a día de la persona hasta incluso, llevar al suicidio. En general son personas que suelen estar con un alto grado de ansiedad, depresión o miedo.
• Intentar ayudar a personas que no quieren ayuda
Todos tenemos a alguien cercano que vive en la queja o hace del problema su identidad. Intentar explicar, ayudar o solucionar nos drenará más energía de la que tenemos. Son casos de cuidado que quizás requieran ayuda profesional.
• Rumiación
¿Cuántas veces te descubriste atrapado en un pensamiento recurrente, repitiendo eso que te dijeron y no te gustó o lo que le podrías haber contestado al que te hizo enojar o con miedos dando vueltas en tu cabeza sin haber chequeado a que se debían? A veces, nuestro foco de atención queda “enganchado” en una situación real o imaginaria que nos produce malestar o nos paraliza. Estemos atentos a nuestras conversaciones internas.
Identificar lo que nos esté robando energía es clave para caminar hacia otro lugar que nos ofrezca bienestar, muchas veces la respuesta está en nosotros mismos, en el autocuidado y la autorregulación. Nuevamente, el primer paso es hacia adentro.