Nuestras personalidades nos separan con sus puntos de vista. Esta es una batalla que se libra permanentemente dentro de cada uno de nosotros. No nos separa solamente de los otros, también nos separa de nosotros mismos. Y ese desacuerdo interior es una pelea que libramos a diario.
Simplemente con observar qué tipos de pensamientos te habitan verás cuál es el mundo que estás creando a tu alrededor.
Encuentra el patrón del universo dentro tuyo. Encuentra ese patrón de vida universal que todo lo crea en amor.
Cada uno de nosotros llega a esta vida como un acto de amor, no solamente de nuestros padres o nuestra madre que puede morir en el parto sino como un testimonio del milagro de la creación en la naturaleza. Eso es el patrón de vida universal
Todo en nuestro entorno sigue un patrón geométrico de crecimiento.
No estamos exentos de ello.
Nosotros también somos hijos de la naturaleza. Comemos de ella, habitamos en ella y las mismas leyes que rigen la vida afuera la rigen dentro.
Si el desacuerdo interior es sostenido por una creencia limitante por mucho tiempo lo que va a generar es ese patrón desordenado no solamente fuera sino dentro y como consecuencia de ello, como consecuencia de esa batalla interna, nos sucede la enfermedad.
La enfermedad es más que una serie de síntomas. La enfermedad es una oportunidad de vida, no es algo negativo, es la expresión de un defecto a corregir para seguir avanzando en el proceso de evolución.
La enfermedad no es un mal a suprimir, es un beneficio a comprender, ya que a través de ella podemos iluminar esas partes oscuras que necesitan ser miradas con amor para poder ser comprendidas e integradas al resto de nuestro ser.
La enfermedad es el desacuerdo entre la personalidad y el alma y los síntomas son solo los mensajeros de esa lucha y desacuerdo interno. Ellos nos hablan de la desconexión entre la mente, la emoción y el cuerpo.
No solamente estamos desconectados de nuestro cuerpo y emociones sino que también hemos perdido el contacto con la energía de vida universal que todo lo sostiene.
Amigarse con los síntomas y escuchar al cuerpo, ya que cuerpo y mente están conectados y juntos forman parte de la totalidad del ser, es volver a retomar ese centro que habita en nosotros.
El próximo paso será reconectar con nuestro entorno, con las personas que nos rodean ya que no somos sin el otro en un entorno de vida.
Así como es adentro es afuera.
Conectar físico, emocional y mental y luego abrirse al otro, ya que la vida misma se desarrolla en relación a los demás.
Somos una unidad: cuerpo, emoción y mente, y solo a través del alineamiento y la buena comunicación entre los tres podemos encontrar el tan delicado equilibrio.
Los caminos de autoconocimiento son una puerta hacia nuestro interior. Ellos pueden ofrecernos una opción válida para conocernos mejor y restaurar nuestro equilibrio. Luego derramar esos conocimientos para mejorar nuestro entorno sería el servicio a la vida.
Y vos, ¿ya descubriste el tuyo?