En su afán por hacerse de dólares para llegar lo menos roto posible a las PASO y a las elecciones presidenciales, el Gobierno argentino comenzó desde hace algunas semanas un penoso andar por diferentes regiones del mundo que le resultan amigables para pasar la gorra y traerse recursos para las endebles reservas del Banco Central.
La mayor apuesta hoy es una ampliación del “swap” de monedas con China, gestiones de Brasil y una mano por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder sostener el esquema cambiario hasta las elecciones presidenciales del 22 de octubre.
Pero el problema, de entre los tantos que le brotan al oficialismo, comienza mucho antes. Y es que en agosto, cuando se llevarán a cabo las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, comienza además el período estacional con menor liquidación de divisas del campo, lo que complicaría aún más el panorama cambiario.
Un resultado adverso en las PASO incluso haría más complejo el escenario rumbo a un diciembre que parece cada vez más insoportablemente lejano.
Transcurridas tres ediciones del dólar soja y habiendo apretado el cepo hasta límites insospechados, sólo queda seguir pasando la gorra… ahora fuera del país.