El ladrillo común “puesto en obra” se está vendiendo a un precio de $35.000 a $40.000 en Posadas y los alrededores, mientras que aquel que lo busca en los hornos ubicados en Nemesio Parma o El Porvenir lo puede conseguir a la mitad de precio, unos $20.000. La diferencia es que tendrá que llevar vehículo propio, camión o camioneta, y luego descargarlo en la obra.
El precio, según los oleros consultados, viene siguiendo el ritmo de la inflación “para no perder poder adquisitivo” pero la situación no está fácil. Los costos para elaborar se incrementan día a día y la tierra para producir es limitada. A ello debe sumarse que las ventas no están en el mejor momento debido a las dificultades de la economía.
Tomas García, un referente de los oleros de El Porvenir señaló a PRIMERA EDICIÓN que en la última semana subió dos pesos la unidad de ladrillo, pasando de $16 a $18 pesos para los “acopiadores” que compran grandes cantidades y los revenden al doble en los puestos de la avenida Quaranta.
Ese precio le hacen a los acopiadores que retiran del horno. “Hay poca producción, ha mermado mucho”, dijo García. La causa es la sequía que produjo escasez de materia prima y la disponibilidad de tierra que no tienen resuelta.
“Estamos en tierra fiscal, entonces no podemos obtener ni gestionar préstamos para poder tener crédito para producir y vender puestos en obra. Por eso nos estamos manejando a través de acopiadores que ponen su precio. Por la necesidad las familias se ven obligadas a vender lo que producen y no podemos sacar la producción”.
“Necesitamos un nuevo asentamiento que no quede tan distanciado de la ciudad”, explicó.
Y por último, el referente de El Porvenir lamentó que “nuestros costos suben permanentemente, el aserrín para mezclar con el barro nos cuesta $12.000 el camión, la leña $3.000 el metro cúbico, las horas de la retro sale $10.000, sube la canasta básica todas las semanas”.