Uno de los aspectos que mejor caracterizan el andar del Gobierno argentino en lo que lleva de mandato es la indefinición cuando la realidad exige decisiones inmediatas y de peso. Esa quietud que se advirtió en cada aspecto desde la salida de la pandemia por COVID es uno de los motivos que nutrieron la crisis económica y la transformaron en lo que es hoy.
Con los alquileres no fue distinto. La renovada indefinición en la que cayó el Gobierno desde que surgió la posibilidad de ponerle remedio al monumental fracaso que representa la ley vigente provoca hoy un fenomenal caos en el rubro. Un caos que envuelve a propietarios, inmobiliarias e inquilinos.
Nadie sabe qué pasará, el silencio oficial es exasperante y, por tanto, todo lo relacionado a los alquileres se volvió un drama.
Desde que el Gobierno esbozó la posibilidad de cambiar las reglas para descomprimir la crisis, los nuevos contratos brillan por su ausencia mientras que, para los inquilinos las subas ajustadas por inflación y paritarias ya se ubican en torno al 95%.
Es necesario recordar que en los incrementos que se aplican cada mes confluyen un coeficiente que, establecido por el Banco Central (BCRA), combina los números de la inflación justamente mensual y los incrementos salariales acordados en las paritarias.
Desde la manifestación de la intención y el silencio actual no hay oferta y el porcentaje de ajuste sigue en ascenso.
De hecho, desde su implementación hace dos años y medio, el coeficiente de ajuste de los alquileres acumula una suba superior al 265% asfixiando a millones de familias.
A estas alturas cabe la sospecha de que la manifestación del Gobierno sobre suspender la vigencia de la ley 27.551 era en realidad una especie de globo de ensayo sobre el mercado y la opinión pública. Y que también incurrió en un brutal error de desconocimiento al dejar trascender su voluntad de derogar la norma rozando la ilegalidad.
El Gobierno entiende ahora que pasar por el Congreso implicaría afrontar un proceso de meses y que eso lo pondría contra las cuerdas en un año de elecciones.