El Miércoles de Ceniza silenció los tambores e invitó a guardar los trajes, por pocos días, pues ya habrá que comenzar a pensar en la edición 2024, quietud que también invita a reflexionar y acercar el pasado. Un ayer que para el chaqueño Daniel Tabares se remonta a prácticamente toda su vida y a 33 años de estar al servicio de los carnavales de este rincón misionero.
Cuestiones laborales instalaron a Daniel en la ciudad de las Ruinas Jesuíticas en 1990 e inmediatamente se sumó a la scola do samba de Aravá, que por entonces se reunía en la zona del hospital para las prácticas. Es que la magia del carnaval se había apoderado de él cuando aún era un niño en Las Palmas, Chaco, donde fue parte de la comparsa Ará Zoró; quizá por esto que dicen, que no existen las casualidades, sino las causalidades, porque llegó a la vida un martes de carnaval, el 18 de febrero de 1958 y con solo diez u once años ya celebraba al Rey Momo.
Ará Zoró fue la catapulta a los tradicionales carnavales correntinos, que por entonces se celebraban en la avenida 3 de Abril, prosiguieron los talleres de percusión en Ará Berá y Maracangala, de la capital de la vecina provincia, para después formar parte de Panambí Berá, otra prestigiosa comparsa del Chaco.
“No puedo dejar de agradecer a mi familia, a mi señora, compañera de vida desde hace más de cuarenta años, Carmen, que siempre aguantó todo lo que hacemos por el carnaval. La familia es la base fundamental”, aseguró Daniel Tabares.
En San Ignacio, su participación en la comparsa aportó su granito de arena a la comisión directiva, durante más de una década, consiguiendo incluso varios títulos a nivel local y provincial. Y en 1998, año en que esta ciudad recibió el galardón de denominarse Capital Provincial del Carnaval Misionero, Daniel formó parte de la fundación de la asociación civil que se ocupara de su organización, grupo que, incluso, llegó a presidir, y que inició las gestiones para contar con un sambódromo, pedido que hoy continúa vigente a través de una comisión provincial encargada de la organización de la fiesta carnestolenda a nivel local y provincial, de la que también forma parte.
Celebrar al Rey Momo en la tierra colorada
“En San Ignacio fue sencillo integrarme, traía conmigo la cultura del carnaval, toda mi familia participaba de la comparsa Aravá. Mis hijos en ese entonces eran adolescentes y también fueron parte, incluso en el año 2000, si mal no recuerdo, ganamos el título provincial”, confió Daniel, que lleva ya 33 años formando parte de la organización del carnaval de San Ignacio, una fiesta que no es más que el reflejo de un trabajo en familia, madres, hijos, tías, todos y, muchos, durante todo el año, dedican horas de sus días para que durante algunas noches, la avenida San Martín se vista con todo el brillo de los trajes bordados en lentejuelas y el glamour de las plumas.
Tabares reconoció también que las comparsas y los desfiles fueron cambiando, “para bien, se fue evolucionando, fueron apareciendo cosas más modernas, como la scola do samba, que se fue implementando sonido y grupos musicales, ahora tocan en vivo, es la scola más los músicos sobre un carro de sonido, que van interpretando distintos tipos de música” y que da otra impronta a la fiesta.
Aunque el progreso no aleja de la retina, sobre todo de los mayores, las “juntadas” a ensayar de la scola do samba Ivotí, en la plaza Belgrano; Maravilla, en los alrededores del Escuadrón; Patas Show, en la plaza Güemes; y, por supuesto, Aravá, que fueron marcando el compás, porque más allá del esfuerzo económico y el sacrificio de salir a la pista cada noche de desfile, las comparsas y su fiesta al Rey Momo dirán presente cada febrero apoyadas en mujeres y hombres que, como Daniel Tabares, llevan la fiesta carnestolenda en las venas.
Anécdotas, este año, durante el homenaje, “una persona oriunda de Chaco me dijo que conoció la comparsa donde me inicié y quería tener el gusto de saludarme, son cosas que reconfortan el alma. No quiero dejar de mencionar a mi familia, a mi señora, compañera de vida desde hace más de cuarenta años, Carmen, que siempre aguantó todo lo que hacemos por el carnaval, tengo tres hijas, ya mayores, y mi hijo, más nietos, la familia es la base fundamental”, aseguró.